Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Documento en blanco

20/12/2021

Para un periodista, encontrarse con un documento en blanco para escribir una columna de opinión puede resultarle una tarea apasionante, se expresa en un escaparate cara al público lo cual no deja de ser un lujo, tratando de analizar la actualidad, no solo política, o de cumplir con la sociedad con vocación de servicio público, siempre desde la humildad. 
A veces, hasta dan ganas de dejar el espacio en blanco para que puedan participar los ciudadanos de ese privilegio, que conozcan la experiencia, se expresen con respeto, por supuesto con su nombre y apellidos, para que no haya dudas a la hora de identificarle ante un posible desliz que derive en una denuncia que exija la intervención judicial, incluso basándose en textos que parten de la dictadura franquista. Que salgan a la calle y sepan capear la presión social que supone encontrarse de frente con algún cargo público, obligado a servir a los demás, que ha sido criticado por cruzar la línea roja, o a quienes sus asesores, todos bien pagados como sus jefes, con fondos públicos, les hayan calentado la cabeza y traten de presionar ante el editor para que adopte medidas y le corte los vuelos si no con la intención de que se le envíe directamente a la calle.
Incluso, a riesgo de que termine siendo insultado gravemente y acosado en las redes sociales, por supuesto de forma anónima en la mayoría de las ocasiones, donde siempre habrá alguien que, además, ose a hacer un juicio y a decidir quienes son los tuyos, aunque solo se limite a ejercer el voto cuando le corresponde. 
Hay que advertir que aquel que se disponga a ejercer su derecho a la libertad de expresión, siempre sin entrar en cuestiones personales, con sensibilidad a los sectores más débiles y necesitados, será metido en el mismo saco que cualquier tertuliano de moda o comentarista que provoca y busca el escándalo para conseguir más seguidores, mientras que la gran mayoría de periodistas, cumplen con su trabajo diario sin apenas poder conciliar su actividad con la vida familiar, a la vez que ellas -mayoría en la profesión- continúan encontrando un techo de cristal para avanzar y alcanzar puestos directivos. Esto en un entorno laboral debilitado por la caída de la publicidad que impacta sobre los medios de comunicación, imprescindibles en una sociedad democrática y antídodo contra intoxicaciones interesadas de la desinformación. Todo tiene que ser gratis, aunque se exija estar en los sitios para contarlo, precisar fuentes y contrastar la información, tareas esenciales, aunque no hay que esperar lo mismo cuando vayan a comprar el pan o cualquier producto necesario para su supervivencia...
Pero no se disgusten antes de comenzar, la práctica de la columna sigue siendo interesante, es tomar al día a día, aunque, a veces, parte de la sociedad no entienda cuál es la misión de quien la escribe. Puro egoísmo. Y, además, escribir permite compartir un pensamiento poético, reflexionar desde el punto de vista humano, describir un paisaje o una puesta de sol que evoque emoción o nostalgia, pensar que es posible tratar de entender a quien se tiene enfrente en un ejercicio de tolerancia, que es tiempo que debe de transcurrir antes de reaccionar, aunque haya quien no lo practique. Ánimo.