No parar hasta conquistar

Leo Cortijo
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Nicolae, rumano de nacimiento y conquense ya de corazón, contempla a su espalda un camino de superación y un ejemplo de que el que la sigue, la consigue.

No parar hasta conquistar - Foto: Reyes Martínez

La historia de Nicolae es la historia de alguien que desde la más tierna infancia en su Rumania natal siempre ha confiado su destino a una máxima: No parar de luchar hasta conquistar. A territorio patrio llegó con apenas 14 años, siguiendo los pasos de su padre, que fue el primero de la familia en respirar nuevos aires de libertad. En el toledano municipio de Torrijos estudió formación profesional y se especializó en electricidad, electrónica y equipos informáticos. Ahora bien, la primera salida laboral no fue la que más le llenó, pues fue a parar a una tienda de informática en la que el jefe tenía menos conocimientos que él.

Y así, un buen día, dio de casualidad con un folleto publicitario de la Escuela Politécnica de la Universidad regional, y en concreto para cursar la carrera de Imagen y Sonido. Como el que no quiere la cosa, formalizó la instancia y le admitieron… eso sí, donde no esperaba. «Creía que era para la Politécnica de Toledo y resulta que cuando me confirmaron el sitio era en Cuenca», comenta entre risas. «¡Pues nos vamos para allá!», remata. Este casual giro del destino fue su nexo de unión con la ciudad de las Casas Colgadas, un lugar que le robó el corazón para siempre… Como a otros tantos.

En segundo de carrera comenzó a hacer prácticas como cámara en TeleCuenca. Nicolae recuerda que debutó «por todo lo alto», en las retransmisiones en directo que el canal local realizaba con motivo de la Semana Santa. Repasa con cariño las andanzas y vivencias con todos sus compañeros y de cómo fueron aquellos meses de «no dejar de aprender todo lo que se podía». Sin haber cumplido la veintena fue enlazando contratos temporales y cubriendo bajas y vacaciones hasta que llegó la gran oportunidad. Uno de los operadores titulares y uno de sus mejores amigos en Cuenca, Javi Cofrex, dejó una vacante para marcharse a la productora de la televisión regional. Nicolae, siempre al quite, ocupó ese puesto. «Recuerdo los nervios en las primeras grabaciones porque me sentía como un novato total», apunta. Estaba solo ante el peligro.

Una ambición bien entendida le llevó a abandonar CNC, pues el canal había cambiado de nomenclatura y de estructura. Puso rumbo a la misma productora que su fiel compañero Cofrex, entendiendo que trabajar para la televisión autonómica «suponía dar un paso más» en su trayectoria. «Donde estaba ya había aprendido todo lo que podía aprender», relata, y es que en su nueva casa hacía «reportajes más elaborados y las noticias tenían otro tratamiento más cuidado». En definitiva, «otra forma de trabajar» que duró lo que duró, pues la productora perdió la contrata y Nicolae su empleo. Entonces encontró el tiempo que no tenía para terminar el trabajo de fin de carrera y de preparase unas oposiciones para una plaza de técnico en la Politécnica.

Vino, vio y venció. Sacó esa plaza de sustituto y comenzó a trabajar en el centro en el que había estudiado. Para él «fue muy interesante volver a la facultad desde otra perspectiva», además de que en ella se empleaba a fondo en laboratorios de electrónica, informática, sonido, imagen… Estando allí y sabiendo que ese trabajo un día terminaría, escuchó que iban a abrir una facultad de Comunicación en Cuenca y pensó «¡Necesitarán técnicos!». Así fue, de hecho, le pidieron apoyo para montar en cierta medida la parte técnica de ese nuevo edificio del campus. La convocatoria de la plaza tardó en salir, y entre tanto Nicolae defendió el castillo como buenamente pudo. Tuvo que «apañarse» por su cuenta una vez que su relación profesional con la Politécnica terminó. Se le acabó el paro, se hizo autónomo y se compró un equipo mejor, pero «no tenía contrato con nadie». Como freelance, «me iban llamando de aquí y de allí» y así recuerda grabar para TVE, CMMedia, Antena 3 o LaSexta. Pero es más, trabajó de todo lo que pudo y en Hacienda estuvo dado de alto en cuatro epígrafes distintos. Montó muebles e hizo de traductor, entre otros menesteres.

Por fin salió a convocatoria la plaza. Y sin saber muy bien si fue el destino o la mala suerte, una grave lesión de rodilla jugando al fútbol con amigos propició que pudiera dedicarle mucho tiempo a estudiar. Primero sacó la plaza de interino, logrando la mejor nota de todos los estudiantes tanto en el teórico como en el práctico. Y eso que a su alrededor «solo veía gente superpreparada». En 2019 volvieron a convocar la plaza, pero ya con carácter definitivo. Nicolae volvió a prepararse para el examen, aunque entonces el tiempo brillaba por su ausencia, pues tenía «muchísimo trabajo». Eso le obligó a destinar al estudio vacaciones, fines de semana, madrugadas y hasta las duchas… Sí, pues aún recuerda cómo mientras se duchaba escuchaba vídeos que cantaban los artículos de la Constitución, que luego entraban en la prueba.

No dejó de luchar y volvió a conquistar. Otra vez la mejor nota de todas. Ahora, ya como técnico titular de la Facultad de Comunicación, se encarga de un sinfín de asuntos. Básicamente, de toda la parte audiovisual. Desde la gestión del servicio de préstamo de material a alumnos hasta el apoyo técnico en las aulas, pasando por la coordinación de las clases prácticas, la colaboración en eventos y actos o la solicitud de nuevo material. Lleva hasta la página web de la facultad. Ahora, después tantos años, echa la vista atrás con la sensación del deber cumplido. La mejor sensación de todas. A sus espaldas, un ejemplo de que el que la sigue, la consigue. Nicolae es «inmensamente feliz» en Cuenca junto a María, su mujer, a la que conoció en unas vacaciones en su natal pueblo de Cugir, y a sus dos pequeñas, Sandra y Aroa, ya conquenses de nacimiento. Esta es la lección a aprender: No parar de luchar hasta conquistar.