Es complicado ser Berto Romero

José Javier Zárate
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El actor catalán es, junto a su pareja en la serie de Movistar + 'Mira lo que has hecho', la estrella de una tercera temporada en la que los niños han crecido y los papás ven la vida de otro modo

Llega a Movistar+ la tercera y en principio última temporada de la serie Mira lo que has hecho. Son seis episodios con el hilo conductor de un gag polémico en su programa de televisión y Berto va a hacernos reflexionar sobre muchos asuntos de la vida real.

Que el equipo que forman Berto Romero y Eva Ugarte tiene muchísima química resulta innegable. Por si esto no bastara, les arropan secundarios muy eficaces. Y a estos se suman cameos como el inevitable de Andreu Buenafuente o el de Javier Sardá.

Pero el peso de la serie lo lleva el actor catalán. Y no es un trabajo fácil. Berto el actor ha de ser Berto el personaje. Y este es un personaje conocido y del que esperamos una serie de cosas. Como habitualmente en su humor, no es una serie de grandes carcajadas. Es una serie de situaciones, a menudo absurdas. Pero vienen con una carga de profundidad importante. 

El formato de episodios cortos los convierte en píldoras muy condensadas. Todos comienzan con una cápsula en un formato cinematográfico. En ella se reflejan las inquietudes de un productor y showman de cierto éxito, en forma de sueños, y al tiempo nos introducen temas importantes.

El hilo conductor lo llevan los límites del humor. Berto tiene una serie dentro de la serie donde es Berto y hace un chiste nazi. A partir de ahí se encuentra con una querella, con pintadas en su barrio, participando en un debate televisivo... Y aprovecha todo esto para plantear preguntas al humor, a la ironía, a la corrección política y criticar el formato actual imperante, el del debate gritón.

Pero no se conforma con esto. Sus hijos están creciendo y Sandra (Eva Ugarte) y él se trasladan a una casa en las afueras. El relativo aislamiento unido a la polémica citada desatan las paranoias de seguridad y el innegable racismo que brota a poco que rasquemos, contraviniendo la visión que tenemos de nosotros mismos.

 

Roles de género

Además, como padres modernos que son o creen ser tratan de estar en las últimas tendencias de educación. ¿Pantallas sí o no? ¿Adoptan roles de género impuestos? Hasta que Berto reflexiona si no les ayudaban más las historias sencillas de buenos y malos, descubriendo con la edad y la experiencia que existen muchos matices. Se pregunta si simplemente de niños son incapaces de incorporar tantos detalles y esto les lleva en la madurez a no entender nada y buscar lo contrario de lo que se pretende, a buscar planteamientos simples y demagógicos.

Tiene espacio para los miedos, miedo a no ser buenos padres, miedo al fracaso profesional, miedo a estar en primera línea o miedo a perder a nuestros mayores. Pero logra tratar todos los temas delicados con cierta ternura, sin provocar crispación. 

En definitiva, un bonito cierre a las dos temporadas previas en el que no deja títere con cabeza y nos da muy buenas ocasiones de pensar y de pensarnos. Seis episodios que son seis buenas oportunidades de sonreír y vernos reflejados en muchas cosas.