La edad de los héroes

Gerardo Medina
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La plataforma HBO ofrece la película 'La Liga de la Justicia', que supone la culminación de un sueño para los fans del género fantástico

La Liga de la Justicia no es solo una película más del catálogo de HBO. Su estreno, mundialmente celebrado, fue un auténtico evento cinematográfico al nivel de Endgame o el desenlace de cualquier trilogía de Star Wars. Este filme es la culminación de un sueño, algo que esperábamos ansiosos los fans del snyderverse.

También supone algo que no siempre solemos ver en el séptimo arte. Que un artista logre plena libertad y confianza por parte de quienes manejan la pasta para culminar su sueño de finalizar una muñeca rota.

Zack Snyder aparece desatado, dando su visión pantagruélica de lo que es el cine de superhéroes. Es ambiciosa, larga, excesiva, mastodóntica. Es todo lo que ha venido siempre el cine del responsable de Batman v Superman o El Hombre de Acero hasta ahora. Eso es bueno para sus fieles seguidores, y no será tan bien recibido por quienes no comulguen con su manera de entender el género.

Pero lo que sí que es innegable es que es una obra grande en todos sus apartados. Es algo tan importante como lo fue Vengadores hace casi una década. Snyder lo sabe, y sin dejar de lado su verborrea estética habitual, ofrece un producto que sabe perfectamente moverse entre todos los tonos y estilos que cada superhéroe aporta, sin abandonar esa autoconsciencia de su propia grandeza.

 

Enamorado de la amazona

Ben Affleck sigue siendo para quien mí el mejor Batman/Bruce Wayne que ha dado el celuloide; el murciélago experimentado que ahora ya ve algo de luz entre tanta oscuridad. Gal Gadot sigue enamorando a la cámara con su amazona, esa Wonder Woman que promueve la paz desde la lucha. Y Henry Cavill continúa mostrándose como ese Superman marca Snyder que no podría insertarse en cualquier otro canon previo del personaje.

Es encomiable que la película logre que la Santísima Trinidad siga brillando, y que a la vez tenga tiempo para introducir y desarrollar lo básico para que nos enamoremos de las nuevas incorporaciones. Al Aquaman de Jason Momoa ya le hemos visto anteriormente, pero debe considerarse que este filme nació antes de la película de James Wan, por lo que ésta es la perfecta presentación del macarra Guardián de los mares. Pero quienes se llevan la función son, sin duda, el Flash de Ezra Miller y, especialmente, el Cyborg de Ray Fisher.

Es imposible no compararla con ese monstruo de Frankenstein que fue la versión de Joss Whedon de 2017. La magia del montaje y de saber contar una historia hacen que pasajes como la resurrección o la primera escena de Diana Prince no resulten nada forzadas ni ridículas en su tratamiento. Y, obviamente, sale ganando en todo. Desde un villano bastante más pulido, una trama que funciona desde su simpleza, unos personajes con motivaciones más coherentes, y una duración que no se hace pesada gracias a su estructura episódica. Es como ver una serie de la plataforma en maratón. La atronadora y aplastante música de Tom Holkenborg pone la guinda del pastel a esta epopeya fantástica.

Por supuesto, no todo es positivo. Aunque el formato 4:3 se olvide tan rápido como se advierte, deja esa sensación de producto aún por pulir técnicamente, con efectos y cromas mejorables. Su guion, por su parte, no deja de ser facilón y con momentos para el sonrojo a poco que uno excave en su superficie. Sin embargo, pesa más lo bueno que lo malo.

La Liga de la Justicia es el cumplimiento de un sueño, la mastodóntica visión del género de superhéroes de un Zack Snyder desatado. Funciona a las mil maravillas pese a su duración gracias a su estructura episódica. Emoción, aventura, entretenimiento, y todo sin renunciar a la grandeza.