Jesús Fuero

TERCERA SALIDA

Jesús Fuero


Fe y propaganda

17/01/2022

Mucho bla, bla, bla, sobre multiculturalismo, religiones en libertad, la libertad en el ámbito educativo y otras obviedades no tan obvias. Pues la libertad escasea, como escasea el debate desinteresado con expertos que sepan de lo que hablan y la confrontación de ideas en el ámbito de lo público y la enseñanza, a no ser que en el debate sea el moderador juez y parte. Por la supuesta libertad de unos se les niega el derecho a otros que, como los católicos, son mayoría en España. Se ponen trabas a los padres para que sus hijos reciban una enseñanza acorde con su cultura y raíces espirituales. Mas laicismo, menospreciando las raíces de nuestra cultura y fomentando otras que no quieren entenderla. Tolerar a intolerantes. El dialogo islamo-cristiano se hace desde decenios. Lo promueve mi amigo José María en Argel desde hace años en la basílica catedral sin que haya avances, atosigado, y en ocasiones sin él saberlo, utilizado. La Iglesia en España no debe renunciar a la búsqueda de la verdad en el ámbito de lo público, y los fieles no podemos renunciar a compartir las enseñanzas recibidas, y menos aún reducirlas al ámbito de lo privado sin comunicarlas en la plaza pública, es más, sin miedo a contrastarlas con otras creencias religiosas en debate abierto. La discusión es más necesaria que nunca, que las circunstancias son nuevas, y la sociedad en que vivimos cada día es más heterogénea. No se deben imponer unas creencias a nadie, pero si argumentar de buena fe o con buen espíritu, y ayudar a formar con ánimo crítico a los pocos que aún se interesan por estos asuntos tan enraizados en la historia de las comunidades en las que ha arraigado el fenómeno religioso. España se engrandeció cuando quiso propagar la fe que en diverso modo vivieron sus reyes, y no menos han hecho y hacen los seguidores de Mahoma, o los que persiguen toda religión en algunos países comunistas, que me atrevo a llamar ateos o agnósticos negacionistas. Ciertamente y a pesar los medios que «distorsionan su mensaje», el Papa pide a sus fieles que ante la persecución se muestren «dialogantes, escuchen, propongan, justifiquen, persuadan…» Él no quiere fanáticos ni sectarios, y como buen jesuita nos quiere preparados, formados e informados, y ese es el quid que se quiere eliminar en las competencias de la religión en las escuelas públicas, para promover una sociedad cada vez más secularizada, en la que los partidos de gobierno quieren vivir amoralmente. En Rusia, China, o Irán, la religión oficial no es sometida a ningún escrutinio interreligioso. En países en los que impera la Sariá se subvenciona a partidos extremistas, alguno en España, que traicionan al país que representan.
Lo antedicho no son paparruchas, pues el debate esencial, ese que debería conmover a las masas no se da, se ha eliminado, y las nuevas masas cretinizadas al no distinguir los rasgos esenciales de la dimensión humana son más manipulables en un ahora en que la desinformación campa a sus anchas. Vivimos en una sociedad en que la propaganda institucional y otra bien subvencionada por grupos de desinformación e intoxicación campan a sus anchas, mientras se prostituyen las instituciones fiables, al tiempo que se prohíben los contenidos didácticos que no sigan los intereses que los trepas defienden en su propio beneficio. Si renunciamos a la historia que nos ha hecho prósperos, libres, dando cabida a todos, y ha sido refrendada por nuestra fe en Dios y en nosotros mal vamos.

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