La crisis del coronavirus, en la mayoría de casos, saca lo mejor de las personas. Y especialmente en aquellos que en estos difíciles momentos velan por la salud y la seguridad de todos los ciudadanos. Ese es el caso de la Policía Local. Hace escasos días recibieron un correo electrónico con la petición de la madre de una niña de cinco años, Valeria.

“Nuestro piso da a un callejón sin salida y a un parque desierto. Llevamos todo el estado de alarma ella conmigo y yo con ella”, comenzaba el mensaje. La madre apuntaba que cada vez que la niña escuchaba una sirena en el momento de los aplausos, a las ocho de la tarde, se emocionaba y se alegraba. De hecho, en un momento concreto, vieron un coche y ella pensó que la saludaron y eso supuso una “inyección de energía” para la pequeña.

En el correo electrónico la madre terminaba pidiendo que “aunque sé que no es vuestro trabajo, me gustaría que algún día os hicieseis ver por zonas que no son tan concurridas de Cuenca porque nuestros niños se alegran muchísimo, rompéis la monotonía, dais alegría y más tranquilidad”.

El intendente-jefe de la Policía Local, Francisco Durán, contestó al correo y pidió la localización del domicilio a la madre para que una patrulla se personara en la casa. Dicho y hecho. Valeria, con toda la ilusión del mundo, pintó un dibujo para ellos y éstos no solo le dieron una grata sorpresa sino que además le llevaron un pequeño regalo de parte de la Policía Local.