¡A volar!

R.L.C.
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El piloto taranconero Paco Díaz, que posee dos récord del mundo en paramotor, lleva 40 años volando, «sintiendo y viviendo de otra manera»

Tras haber dado la vuelta a España varias veces por el aire, y casi la vuelta al mundo, este taranconero sigue su trayectoria como piloto comercial de aeroestación y construye desde Lillo (Toledo) aeronaves ligeras. - Foto: P.D.

Con 9 años experimentó una sensación única desde el aire y desde entonces le invade una pasión por volar que hace que disfrute de la vida de otra manera, eso sí, siempre pendiente del cielo, el viento y las  nubes. «Flipé tanto en mi primer vuelo que siempre estaba estirando a mi padre o a cualquier piloto para ir a volar. Y es que cuando quitas el punto de apoyo con el suelo estás flotando, desaparece el vértigo, y entonces descubres otra forma de sentir y vivir», afirma el taranconero Paco Díaz Salto, piloto de vuelo profesional. Desde la primera década del siglo posee dos récords del mundo en paramotor, uno de velocidad (que consiguió en un campeonato europeo celebrado en León) y otro de distancia (al volar 12 horas seguidas de Suecia a Estocolmo). 

De niño se crió entre fascículos de aviación que le mandaba a comprar su padre al antiguo quiosco de prensa de la calle Zapatería, y ahora acompaña a competir a uno de sus tres hijos, Mario, de 20 años, campeón de Castilla-La Mancha de paramotor. Su padre, conocido como Perico, el de la avioneta, adquirió a principios de los años 80 del siglo pasado uno de los primeros ultraligeros de la región y desde entonces no ha dejado de sobrevolar Tarancón, y otros muchos lugares, llegando en otros tiempos incluso a Inglaterra para participar en un campeonato. Ahora es fácil ver a tres generaciones juntas de esta popular saga familiar enamorada de la aviación disfrutando en el aire. 

«A mi padre le costó aprender, entonces las escuelas no estaban consolidadas, el primer curso que hizo llegaban las máquinas de Estados Unidos, cuando compró el ultraligero lo llevaba en el tractor de mi abuelo, para los vecinos era todo un espectáculo verle, y en cualquier rastrojo libre volaba», recuerda Paco Díaz, el mayor de cuatro hermanos, que dejó los estudios joven y desempeñó varios oficios, hasta llegar a convertirse en piloto profesional de referencia en España y Europa.    

«Era muy inquieto, el ultraligero se me quedó cortó, participé en tres campeonatos de España de ala delta quedando en muy buena posición, luego me metí en el mundo de la aeroestación, he sido piloto comercial y comandante de aeronave», relata este taranconero, que como piloto profesional ha dado la vuelta a España varias veces con marcas como Airtel, Gillete o Duracel. Además, a principios de los 2000, utilizando los dotes como soldador que había aprendido en Tarancón, causó toda una revolución en la aeronáutica española con la creación de paratrikes biplaza. 

Gracias a esta innovación, fue piloto de pruebas e instructor de inteligencia artificial de un proyecto con Flying Robots, que sin duda ha marcado su trayectoria, también como monitor y mecánico. «Enseñé a volar a una máquina que despegaba hacia su función y volvía, esto cuando los drones no existían. Tuve que vivir en Francia, fue utilizado por las fuerzas especiales de allí para abastecer a sus soldados en otros países, también por el servicio de inteligencia de China», explica. Con Paraddax Show dio casi la vuelta al mundo participando en espectáculos, como la inauguración de los SEA Games de Vietnam en 2022, y ha sido piloto de imágenes aéreas para 14 programas de Un país para comérselo de RTVE. Con mucho esfuerzo y salvando infinidad de dificultades, ha conseguido hacer de su pasión su profesión. En la actualidad, desde su taller en Lillo (Toledo) construye estructuras ligeras y sigue trabajando como piloto comercial, e incluso compitiendo. «Me parece mentira que hayan pasado 40 años de aquel primer vuelo», confiesa Paco Díaz, que aconseja descubrir las emociones que proporciona volar.