Siempre dispuestos para echar una mano a quien haga falta, solidarios con sus vecinos y prestos para atender la llamada de auxilio donde sea necesario. Están curtidos en las agotadoras faenas agrícolas y ganaderas, conocen la dureza de la meteorología y, en definitiva, están hechos de otra pasta. A los agricultores de Cuenca les faltó tiempo en marzo para dejar la pancarta de sus reivindicaciones y ayudar en lo que fuese necesario contra la Covid. No solo no siguieron produciendo para que hubiese abastecimiento sino que, en cada municipio, se volcaron para desinfectar calles, carreteras y accesos.

Con el temporal no dudaron en sacar sus tractores y rescatar a todo aquel vehículo que se había quedado atascado en la carretera, amén de limpiar los caminos para que nadie quedara aislado. Hasta jugándose la piel, como lo hicieron agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y operarios de la Junta de Comunidades y de la Diputación. Son héroes, a pesar de que a ellos les pueda la humildad y no quieran colgarse medallas. En la provincia hay miles, pero esta es la historia de varios de ellos.

Anécdotas. Una de las historias más curiosas la protagonizó un agricultor de Villamayor de Santiago. José Luis Torremocha dormía plácidamente cuando una llamada súbita, a las 2 y media de la noche del sábado 9, le quitó el sueño. «Que un guardia civil te llame de madrugada asusta. Se quedaron atascados en Hontanaya después de atender un aviso. No me lo pensé, pero lo peor fue poder llegar hasta la nave que tengo. Me costó sudor y lágrimas», cuenta.

Héroes de ‘Filomena’De no acudir, los agentes habrían tenido que quedarse toda la noche, con las bajas temperaturas que se estaban dando, y esperar a que amaneciese. El agricultor acudió con su tractor y consiguió remolcar el vehículo. La mala pata fue cuando «dejamos el tractor y les pedí que me llevaran a casa. Nos volvimos a quedar atascados y tuve que volver a por el tractor», ríe. Coincide en que nunca antes había visto tanta nieve. «Los más viejos dicen que no recuerdan nevadas tan importantes».

Alberto Mota, agricultor de Alcázar del Rey, se esforzó desde el primer momento en limpiar las calles de su localidad y tuvo tiempo de sacar a varios vehículos que se habían quedado atascados en la carretera, uno de ellos hacia Vellisca. «Jamás he visto una nevada así», dice Mota, que opina que «los agricultores no tienen ningún problema en echar una mano». A pesar de contar con tractores de gran tamaño «ha habido zonas en las que tuvimos que darnos la vuelta porque no se podía. ¡Había más de un metro de nieve!».

Jonathan Romero y David Gil, de Villalba del Rey y Canalejas del Arroyo, pueden contar varias anécdotas que les han ocurrido. «Una chica de Madrid se quedó aislada en un chalé de Cañaveruelas. Estuvo dos días sin comida, sin nada. Tuvimos que limpiar la entrada y sacarle el coche para que pudiera salir», cuenta Romero. Otra historia ocurrió en Villanueva de Guadamejud. «Era una joven que tenía que irse a León y se había quedado atascada con el coche. Le dio un ataque de ansiedad y cuando llegamos estaba llorando. Le tranquilizamos y ayudamos a sacar el coche. Nos ha escrito dándonos las gracias. Ha sido muy gratificante ayudar», afirma el joven agricultor de Villalba del Rey.

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