Guardianes del mundo rural

Manu Reina
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'La Tribuna' vive una intensa jornada de trabajo con el Equipo Roca durante la recolección del ajo en una explotación agrícola de Las Mesas

Guardianes del mundo rural - Foto: Reyes Martínez

Guardianes del mundo rural. No es para menos esta definición teniendo en cuenta la función que desempeñan. Tienen nombre propio y no vienen de otra galaxia. Además, velan sin descanso por combatir la delincuencia en las explotaciones agrícolas porque ese es el fin que se les encomendó a los miembros del Equipo Roca de la Guardia Civil. Es una unidad especializada de la Benemérita, que tiene como objetivo investigar y dar caza a los delincuentes que cometen robos en el campo, tanto de material y herramientas de trabajo como de la propia cosecha. También ocasionan pérdidas que suponen un desembolso económico muy importante e incluso daños irreparables para los agricultores. 

La creación de esta unidad era una demanda y al mismo tiempo una evidente necesidad. El incremento de los hurtos en las zonas rurales crecía año tras año y los agricultores y ganadores trasnochaban con tal de evitar que sus frutos no se fueran a pique. Otros rezaban para que sus explotaciones no fueran objetivo de ladrones. Eso hizo que se crearan estas unidades especializadas hace poco menos de una década y en la provincia conquense existen tres de ellas. La más antigua se encuentra instalada en el puesto de la Guardia Civil de Mota del Cuervo y pertenece a la compañía de Tarancón. Es la primera que se puso en marcha, concretamente allá por 2013, teniendo en cuenta que la Mancha conquense es agraria y los hurtos estaban a la orden del día. Hace unos años se fundaron dos unidades más, una en San Clemente y otra en la capital.

Desde la irrupción de esta unidad especializada de la Guardia Civil, el número de casos «ha disminuido en un alto porcentaje, consiguiendo no sólo reducir el número de robos, sino también recuperar material sustraído», explica el cabo primero jefe del Equipo Roca 1 de la compañía de Tarancón, Javier Espada. Y es que aparte de una labor preventiva también existía una necesidad de realizar investigaciones para esclarecer delitos. Las primeras actuaciones que desarrolla esta unidad son inspecciones en almacenes, chatarrerías, desguaces y, por supuesto, en explotaciones agrícolas. «Llevamos a cabo un análisis para ver la situación que existe y, a partir de ahí, trabajamos con los datos que obtenemos», explica el cabo. Una labor minuciosa «que lleva su tiempo, pero que tiene una gran eficacia», detalla el agente Carlos Cuevas, uno de los cuatro miembros que forman junto a Espada esta unidad con sede en Mota del Cuervo, aunque su ámbito de actuación no tiene limitaciones. Mantienen contacto con otras unidades de Equipo Roca de otras provincias y también trabajan, como no podía ser de otra forma, con otras especialidades diferentes de la Guardia Civil. Es tal su desempeño que en una de sus investigaciones les llevó hasta Algeciras (Cádiz) antes de que el material fuera transportado al extranjero. 

Guardianes del mundo ruralGuardianes del mundo rural - Foto: Reyes MartínezPara conseguir su cometido, los agentes ejercen tanto en jornadas nocturnas como diurnas, y la mayoría del tiempo bajo una identidad de paisano y con vehículos que carecen de distintivos de la Benemérita, con el fin de no ser avistados a larga distancia. Estos agentes son conscientes de que los ladrones «actúan siempre en momentos claves, como es a la hora de la comida o la siesta, al igual que cuando empieza a anochecer», asegura Espada.

robos. El cabo de la Guardia Civil Javier Espada revela que hay además dos etapas diferentes donde los delincuentes hacen su fechorías. «Estas personas actúan durante la etapa de producción de los cultivos con la sustracción de tubos, sistemas de riego y, por supuesto, los motores, que es uno de los materiales de mayor valor y que su precio puede ascender hasta los 12.000 euros», detalla Cuevas. Otro de los focos es el gasoil, que algunos resguardan bajo un búnker de paredes infranqueables para evitar llevarse un susto. «Son capaces incluso de desmantelar una caseta entera para llevarse todo tipo de material de metal, aluminio o cobre», añade el propio Cuevas. 

Así, el agricultor tiene que estar atento de sus cultivos durante el proceso de siembra y producción. Pero tampoco descansa durante la cosecha, «porque es el segundo momento álgido de los ladrones», apunta Espada. En estos momentos se está llevando a cabo la recogida del ajo y en la mancha conquense hay miles y miles de hectáreas. «Aprovechan que ya están pelados y colocados en los cajones para llevárselos enteros, algo muy típico», explica el agente Cuevas. Cada cajón puede contener hasta 300 kilos de esta especie por lo que las pérdidas económicas para el agricultor se cuentan solas. Es una tentación para delincuentes individuales de la zona como de aquellos que forman parte de una organización criminal, que pueden proceder de diferentes puntos del país. 

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Guardianes del mundo rural - Foto: Reyes Martínez

Eso sí. Gran parte del éxito de las investigaciones de esta unidad especializada se debe a la colaboración de los agricultores. «El 60 por ciento de las actuaciones parten de una pista que nos proporciona la gente del campo», explica el cabo Espada. Es por ello que la relación es muy estrecha entre el Equipo Roca y los agricultores. Tal es así, que los agentes mantienen reuniones periódicas con ellos y con las asociaciones agrarias. Porque la unión hace la fuerza. «Nos proporcionan números de matrículas o colores de coches, entre otro tipo de datos que nos ayuda mucho en nuestro trabajo», añade Cuevas. Y es que los agricultores no sólo se encomiendan a San Isidro Labrador sino también en el Equipo Roca.