José Luis Muñoz

A SALTO DE MATA

José Luis Muñoz


Agua que ahora puede correr más libremente

02/02/2023

El nuevo año que, como quien no quiere la cosa, ha dado ya la vuelta al calendario de su primer mes, nos ha dejado, entre otras malas e incluso muy malas noticias, una buena que probablemente no está teniendo el eco suficiente porque es tanto el alboroto generado por otras cuestiones que esta, importante sin duda, ha quedado un tanto en segundo plano, no quiero decir que ignorada, pero sí como descafeinada. Quizá, también es posible, que como es tema viejo, arrastrado desde hace decenas de años, ello repercute en una especie de cansancio colectivo, parecido a la sensación de agotamiento o dejadez que nos invade después de un ejercicio prolongado, tras el que nos apetece tanto dejar descansar el cuerpo como la mente.
 Hablo, naturalmente, como se puede deducir del título de este artículo, del Trasvase Tajo-Segura que por primera vez desde que existe afronta un futuro que, si no del todo optimista, por lo menos aleja algunas de las oscuras sombras que lo vienen acompañando desde el desdichado día en que nació legalmente a la vida. El propósito, ya lo sabe todo el mundo, partía de una hipótesis teórica que parecía tener un soporte real a simple vista y sin entrar en mayores análisis técnicos: en el Tajo sobra agua y falta en el Segura, luego llevémosla de un sitio al otro. Como esta afirmación, dicha así, es tan simplista como errónea, para llevar adelante el proyecto se buscó un eufemismo lingüístico: Aprovechamiento conjunto de los recursos hidráulicos del centro y sureste de España. Ese es el título del proyecto y la denominación de la ley que lo ampara y regula. Dicho así, el sistema es una falacia desde su propia denominación: "aprovechamiento conjunto", es un término que supone un reparto proporcional de beneficios, los que fueren, en favor de todos los elementos que integren ese conjunto. Pero en el caso que nos ocupa no hay tal cosa: uno de los factores, el cedente, es sistemáticamente exprimido en favor del receptor, sin que en ningún momento se produzca la acción inversa o, lo que sería más justo y razonable, la distribución equitativa e igualitaria de los bienes obtenidos. Probablemente si en la ejecución material del proyecto se hubiera efectuado un reparto equitativo de los beneficios, es decir, si realmente el aprovechamiento de la utilización del agua hubiera sido conjunto y armónico para todas las partes implicadas, tanto de las comarcas de origen como de las de destino, la polémica no habría existido ni a lo largo de los años se habrían planteado quejas, reivindicaciones ni acciones judiciales, pero ha ocurrido exactamente lo contrario y eso explica la permanencia de malestar durante décadas hasta llegar a la conclusión bien conocida: no ha habido un aprovechamiento conjunto sino un expolio sistemático ejercido por una zona del país en detrimento de otra, utilizando como vehículo de extorsión el agua del río Tajo con la pretensión, nunca oculta, de sacar de él hasta la última gota de agua. Y de esa manera, aunque parezca demagógico decirlo, en un sitio están acumulando riqueza a costa de llevar al otro la pobreza. 
Por fin ahora, y después de incontables tiras y aflojas, de sentencias, pancartas y declaraciones, incluyendo entre ellas algunas frases gruesas, el gobierno ha decidido coger el toro por los cuernos y fijar lo que ha titulado unos límites ecológicos mínimos para garantizar que ese expolio continuado tenga un control con lo que se podrá frustrar la declarada intención de dejar al Tajo sin agua y, de paso, que arrastre contaminación a medida que vaya avanzando cansinamente tras superar el punto de inicio del trasvase, asunto que, como ha quedado de manifiesto, no gustaba ni poco ni mucho a nuestros hermanos y vecinos portugueses, víctimas finales de lo que estaba ocurriendo. Lo sucedido es, como he dicho al comienzo, una muy buena noticia y nos viene bien recibirla, para compensar, aunque sea levemente, otros disgustos que están en la mente de todos los habitantes de estas tierras.
 Sorprende que en nuestro propio ámbito, el de Castilla-La Mancha, se pueda producir y formular una opinión contra corriente, lo que viene a demostrar, una vez más, que en el territorio de las opiniones, que son libres, se pueden generar ideas de lo más variopinto, incluso aunque vayan contra la lógica, el sentido común, la normativa legal y la conveniencia general. Menos mal que, a lo que parece, se trata de una opinión solitaria e insolidaria, que no creo interfiera o influya en lo que, a mi entender, es un sentimiento generalizado entre los habitantes de esta Comunidad. En fin, como se suele decir en tono un tanto chusco, tiene que haber gente para todo.