Marta dice ser una persona optimista y llena de energía. De vez en cuando visita exposiciones de arte, asiste al cine y al teatro de forma regular, planifica escapadas de fin de semana con amigos y familiares, sale a cenar y a bailar y va al gimnasio todos los miércoles, pero, sin embargo, cuando llega mediados de enero dice sentirse como deprimida, sin ganas de hacer nada y con poco espíritu para iniciar o retomar los propósitos que se planteó a comienzos de año, aquellos que apuntó con tanta ilusión en su libreta personal el pasado 1 de enero.
No es la única. Como Marta hay millones de personas de todas las edades y condición social que se sienten tristes durante la segunda mitad de enero, sobre todo los lunes de invierno.
Tan grande es el fenómeno de aflicción en estas fechas que hace relativamente poco tiempo, en 2005, el psicólogo británico Cliff Arnall quiso averiguar cuáles eran las causas de por qué millones de personas de todos los rincones del planeta sentían lo mismo a la vez e intentó descubrir el día más triste del año o también llamado blue monday.
El doctor Arnall, de la Universidad de Cardiff, ideó una fórmula matemática que buscaba explicar los blues de enero y lo hizo a través de una ecuación: [W+(D-d)] x TQ/M x NA.
Aunque pueda parecer complicada, el patrón elegido se sustenta en conceptos abolutamente lógicos: el tiempo meteorológico, los gastos de Navidad, el salario, la cercanía a las fiestas, la frustración por no lograr los propósitos de Año Nuevo, la motivación o la necesidad de actuar.
Una vez analizadas todas esas variables, el científico llegó a la conclusión de que el blue monday o el día más deprimente del año coincidía con el tercer lunes de enero, es decir, en este caso el 20 de enero.
No cabe duda de que el conocido como lunes negro viene cargado con toda la presión posnavideña, además de la cuesta de enero y del comienzo de semana, justo después de descansar durante el sábado y el domingo. A lo que se añade la terrible estadística, según el instituto de registro británico (ONS en sus siglas en ingles) el 16 por ciento de los suicidios masculinos y el 17 por ciento de los femeninos ocurren un lunes, en comparación con el 13 por ciento que tiene lugar en fin de semana.
A pesar de que esos datos parecen irrefutables, hay ciertas voces críticas contra la fórmula de Arnall. En este sentido, el neurocientífico Dean Burnett, también de la Universidad de Cardiff, tachó la ecuación del psicólogo de «pseudociencia sin sentido», una tesis a la que se han sumado posteriormente otros científicos.
Mensajes felices
Tengan unos razón u otros, la pregunta que se hacen muchas personas es sí realmente existe una fecha concreta en la que se está o se puede estar más deprimido. A simple vista, podría haber unos motivos razonables, como que hace frío, llueve, las Navidades quedaron atrás, se acabaron las vacaciones, se ha gastado demasiado en las fiestas... Para muchos expertos en Psicología, el comportamiento humano no puede reducirse a una fórmula matemática y recuerdan que, ante una misma situación, no todos actúan del mismo modo. Lo importante no es el número de lunes que sea mañana, sino cómo se decide afrontarlo, aconsejan los especialistas.
Ante una situación de aflicción o depresión, los psicólogos aconsejan abordar el problema desde el primer momento y si es el lunes cuando más pereza se tiene por la vuelta al trabajo, lo mejor es dejar acabadas las tareas más tediosas el viernes anterior antes de irse de fin de semana. Desconectar, dormir lo suficiente, despertarse con ánimo y vestirse bien pueden ser algunos de los mensajes positivos y felices para superar el maldito lunes negro.