Todo está más caro en los estantes de la fruta y la verdura. Tan sólo basta con pasar a cualquier tienda o acudir al mercadillo conquense para comprobar de primera mano que el coste de la sandía, el melón, los melocotones, los pepinos, las ciruelas o los tomates, entre muchos otros ejemplos, es más elevado de lo normal. Las frutas en las que se observa una mayor subida de precio son la sandía, que se ha encarecido un 18,7%, y el melón, que cuesta un 3,2% más que en el mismo periodo del año pasado. Y es que en los últimos meses el precio de estos productos de primera necesidad se ha disparado y eso hace que completar la cesta de la compra sea más complicado como de costumbre.

Existe una clara inflación en la fruta y la verdura. A este fenómeno tienen que hacer frente todos los elementos de la cadena. No sólo el consumidor, que es quién finalmente paga siempre los platos rotos. Y es que el productor y agricultor tiene que producir a un coste más elevado y eso le obliga a vender después a un precio superior que de costumbre. A su vez, el comerciante tiene que asumir esa subida cuando quiere recargar sus estanterías. Sin embargo, es el ciudadano y consumidor, el último eslabón de la cadena, quien asume realmente la subida del precio.

Teresa Ruiz reconoce que «ahora es más complicado hacer la compra porque todo está más caro». Esta conquense evita comprar con efusividad para no cometer errores y revisa con precisión los precios de la fruta y la verdura con tal de no llevarse después un susto en la cuenta final. «La sandía y el melón tienen un precio muy elevado porque no es normal que cueste más de seis o siete euros una unidad», critica Ruiz. Además, esta conquense, que frecuenta cada martes el mercadillo conquense, se resigna al confirmar que «no queda otra que seguir comprando porque la fruta y la verdura son productos de primera necesidad, pero es que los precios están muy elevados». 

La subida del precio de la fruta y la verdura ha repercutido también en los ingresos de los comerciantes, que tienen que buscar nuevas fórmulas para contentar a sus clientes. En el caso de Abdel Lamhamdi parte la sandía por la mitad o incluso «hago cuartos de ella para facilitar la venta». Eso hace que el consumidor puede llevarse al menos un trozo a casa y no sufra así un varapalo en su bolsillo. El comerciante Lamhamdi reconoce que «hemos tenido que subir el precio de la mayoría de productos, pero porque nosotros también lo sufrimos cuando compramos toda la mercancía, que está todo más caro». Por su parte, la comerciante María José Jareño explica que «intentamos ajustarnos todos para dar el mejor servicio». No cabe duda de que los consumidores tienen ahora en la fruta y la verdura una gran incógnita, aunque por salud, no les queda otra que seguir comprándola. Eso sí, con más moderación aún si cabe, ya que los precios son elevados.