La Semana Santa de Cuenca y, sobre todo, la cofradía de nazarenos de San Juan Evangelista vivió uno de los fines de semana más especiales de los últimos años, marcados por la losa de la pandemia, que ha reducido prácticamente a nada los actos nazarenos. La hermandad de la madrugada del Viernes Santo conquense formalizó su hermanamiento con su homónima de la localidad toledana de Villacañas, durante unos días «intensos» de actividad semanasantera, en palabras del secretario de la cofradía, Julián Espada, y es que se ha completado con actividad infantiles.

A través de un acuerdo firmado por los representantes de ambas partes, las hermandades solemnizan de esta forma los acuerdos adoptados en las respectivas juntas generales correspondientes a los años 2020 y 2021, por los que se aprueba dicho hermanamiento con el principal fin de «fomentar y potenciar los actos de culto y veneración al apóstol San Juan Evangelista». Hay que destacar que este documento servirá de preámbulo al texto definitivo que se confeccionará a finales de este año y que «engrandecerá el fin con el que ambas corporaciones se obligan».

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La cofradía de San Juan Evangelista celebró también este fin de semana una serie de actividades infantiles, por las que los más pequeños de la hermandad pudieron conocer algunas de las imágenes que reciben culto en la parroquia de El Salvador. Así, algún representante de estas hermandades mostraron las particularidades de cada cofradía a una veintena de niños con edades comprendidas entre los cuatro y los nueve años. Recuperar estas actividades es «muy importante para mantener viva la llama», destaca Espada, y es que resulta «motivador que haya cantera porque el futuro está garantizado manteniendo encendida la llama de la hermandad». Hay que destacar que muchos de estos niños todavía no han podido procesionar por la pandemia.