'La victoria en la unidad', arte lleno de simbolismo

V.M.
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El escultor José Luis Martínez Gómez da los últimos retoques a la escultura concebida en memoria de las víctimas del COVIDy de todos aquellos que combatieron la pandemia

José Luis Martínez Gómez, en su taller del Barrio de San Antón. - Foto: Reyes Martínez

Amenos de un mes para la inauguración del grupo escultórico La victoria en la unidad, previsto para el próximo 16 de marzo, la obra está ya prácticamente terminada a falta de unos pequeños retoques, según reveló a La Tribuna de Cuenca su autor, José Luis Martínez Gómez. El proyecto partió del párroco de San Julián, Ramón Page, y fue concebido en memoria de las víctimas de la COVID-19 y de todos aquellos que combatieron la pandemia en primera línea. 

Nacido hace 65 años en la Casa Cuna de la capital, frente a su querido Barrio de San Antón, el artista se formó de manera autodidacta, lleva ya casi 25 años trabajando el hierro y, casualidades del destino, desarrolla actualmente su trabajo en el taller de Victoriano Carbonero, conocido como «el herrero de San Antón», donde aprendió la profesión y demostró su habilidad a la hora de esculpir. Su inventiva le lleva a acometer muy diversos trabajos, «de hecho -desvela- ahora estoy pasando al hierro o al acero corten cuadros famosos de autores como Matisse o Sorrolla, dándoles posteriormente volumen».

En su producción destacan el Don Quijote del Centro Cultural Aguirre, el Cristo que estuvo expuesto en el parador y actualmente permanece en un finca de Valdepeñas o el popular Monumento a la Turbas de San Antón, «pero La victoria en la unidad es uno de esos encargos que suponen una gran responsabilidad para mí, por su transcendencia», confiesa.

Recuerda que estaba tranquilamente en su taller, poco después del final del confinamiento, cuando el párroco de San Julián le planteó el reto y reconoce que se quedó casi en blanco al escucharlo: «Simplemente le dije que me diera unos días de plazo para hacer algún pequeño dibujo o boceto y tras un par de noches dándole vueltas surgió la idea, se la mostré, hice la maqueta y enseguida propuso la iniciativa».

Gran envergadura. José Luis Martínez hace hincapié en que como reto artístico también estamos ante una composición de gran envergadura, porque tiene seis metros de altura, por siete de largo y tres de anchura (además tendrá una base de hormigón de 1,50 metros); en la parte de arriba van seis figuras y una especie de puerta en acero inoxidable que representa el paso a la vida normal tras la pandemia, «porque es una escultura cargada de profundo simbolismo».

Además la ciudad de Cuenca está plasmada mediante las piedras de las Hoces del Júcar y del Huécar y en la parte de atrás alude a los propios sillares de la Santa Iglesia Catedral, con un escudo donde se incluyen cuatro manos que sostienen un cuenco, en alusión a aquellos que contribuyeron a superar la crisis, y también hay otras manos que tocan un corazón en recuerdo a los que se fueron.

«En la parte frontal -precisaba- también hay una especie de lazo en donde he querido representar cientos de estrellas que buscan dar luz a los fallecidos y hay otras figuras como un niño de puntillas o un médico que asiste a un enfermo». 

El grupo escultórico -cuya maqueta puede verse justo a la derecha de estas líneas- estará emplazado en la rotonda de la Ronda Oeste, desde donde partirá la avenida que comunicará el casco urbano con el nuevo Hospital, y permanecerá iluminada por la noche, de tal forma que será percibida de diferente forma que durante el día, al estar alumbrada con varios focos situados estratégicamente.

En cuanto al coste de este trabajo, cuyas características podrían vincularlo al expresionismo abstracto,