Julia Navarro

ESCAÑO CERO

Julia Navarro

Periodista y escritora


Un jarrón chino regio

16/09/2022

La verdad es que me cuesta entender que se haya convertido en asunto casi de Estado que el rey emérito, Juan Carlos de Borbón acuda al funeral de Isabel II.
Al margen de los lazos familiares entre las dos familias, los Borbones-Grecia con los Windsor, Juan Carlos de Borbón forma parte del mismo gremio que Isabel II, la de la realeza.
Por tanto no veo el escándalo ni mucho menos el problema, en que los eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, vayan a acudir al funeral de su pariente, la fallecida reina de Inglaterra.
Me sorprende, no obstante, lo que molesta don Juan Carlos. Hay quienes, si pudieran, le borrarian de la historia reciente de nuestro país, como si su solo nombre y presencia contaminaran. Claro que, muchos de sus actuales enemigos son los mismos que doblaban la cerviz y le hacían la pelota descaradamente.
No soy monárquica. La Monarquía me parece un anacronismo, pero un anacronismo que no molesta si está sujeto a las reglas del Estado de Derecho. Incluso puede jugar un papel importante siendo el símbolo de todo lo que nos une como ciudadanos, como país. En ese sentido Isabel II fue un ejemplo.
En cuanto a Don Juan Carlos, la realidad es que sirvió bien a nuestro país hasta que creyó que ser rey suponía tener la prerrogativa de hacer en su vida privada lo que le diera la gana. Se equivocó, claro que se equivocó y por tanto decepcionó a muchísimos ciudadanos, a buena parte de la sociedad que le tenía afecto, que reconocía los méritos de su reinado, que valoraba su papel.
Ser rey no es obligatorio y, por tanto, quién asume esa responsabilidad tiene que tener una conducta ejemplar sacrificando cualquiera de sus apetencias. Don Juan Carlos no lo hizo, se creyó por encima del bien y del mal y además se lo consintieron. En mi opinión, los presidentes de gobierno tienen su cuota parte de responsabilidad por no haber sido capaces de haber puesto coto a los desmanes del entonces rey.
Lo cierto es que el emérito se ha convertido en un "jarrón chino" que nadie quiere tener en casa y tampoco dónde colocarle, para que no se vea. Pero más allá de los errores de don Juan Carlos en ocasiones se intuye un cierto ensañamiento sobre él. Hasta el punto de que se convierte en un problema algo tan nimio como que acuda a un funeral, por muy funeral que sea, de la Reina de Inglaterra.
No sé, pero me parece que, a estas alturas, Juan Carlos de Borbón produce más que curiosidad indiferencia. Forma parte del pasado y no tiene cabida en el futuro, aunque solo sea por edad. Lo dicho, ya es solo un jarrón chino. Así de simple y así de claro.