Como los escolares que esta semana regresaron a las aulas, el Incarlopsa inició el curso -volvió a disputar un partido oficial cerca de 200 días después- y lo hizo con una victoria holgada pero muy trabajada. El estreno será recordado por lo atípico de asistir a un partido con apenas un centenar de aficionados. Menos mal que los cerca de 30 socios de la Furia se encargaron de animar como de costumbre y poner todo el empeño para que los jugadores no notaran casi la diferencia. El triunfo se cimentó en la gran defensa coral y en la buena aportación de los porteros Maciel y Samu Ibáñez.

Hasta bien entrada la primera parte, lo extraño no solo era ver las gradas despobladas sino un marcador paupérrimo que era más propio de otro deporte. El 5-3 del minuto 15 reflejaba el buen hacer en defensa de los castellano-leoneses y de su portero, De Vega, que hasta ese momento acumulaba varias paradas de mérito. Para entonces, Simonet ya había echo de las suyas con pases medidos a Sergio López, o a Doldan, y Dutra acumulaba cuatro tantos, dos de ellos de pena máxima. Dos goles consecutivos de un enchufado Hugo López y del brasileño en el tramo final dejaban el 14-7 en el marcador al término de la primera.

Los conquenses saltaban a resolver el encuentro por la vía rápida y sin dar la mínima concesión al Villa de Aranda. Solo De Vega lograba frenar la voracidad de los de Lidio Jiménez que gracias a la espléndida defensa, gran partido de Bulzamini, aumentaban la renta máxima hasta los nueve goles (20-11 en el minuto 15).

Bien es cierto que Jiménez tuvo que pedir tiempo muerto cuando restaban 10 minutos porque el rival se había colocado a seis tantos. Funcionó el toque de atención, pues tres tantos de Thiago y sendas ‘delicatessen’ de Simonet amarraron el encuentro definitivamente.

La mala noticia es que Vainstein tuvo que retirarse en la primera parte por un golpe en la rodilla. En los próximos días se conocerá si es un simple golpe o una lesión de mayor importancia.