La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela

Jonatan López
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El aguacero caído a última hora del martes convierte en un barrizal a Iniesta y causa graves destrozos en el mobiliario urbano y los cultivos agrícolas. Las Mesas, Mota ySan Clemente también sufren el temporal

La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela

Iniesta y su comarca es la zona de la provincia más perjudicada por la tormenta de este pasado miércoles. El temporal se cebó con la localidad y arrojó tanta agua que llegó a desbordar los dos cauces que pasan por la población. El barro se colaba por todos los rincones, recorría las principales calles del municipio arrastrando todo lo que podía a su paso, mobiliario urbano y coches y destrozaba las cosechas de viñedo, almendro y olivar. 

La peores previsiones de la Depresión Aislada de Niveles Altos (DANA) se cumplieron en varios puntos de la provincia. Los pronósticos eran ciertamente adversos y preocupantes a medida que pasaba la tarde. A primeras horas de la tarde, en Toledo y en localidades al este de la provincia, la tormenta ya causaba estragos y provocaba varias imágenes difíciles de olvidar. 

Era de esperar que Cuenca no quedase indemne de los negros nubarrones, que entraron en la provincia por el oeste y suroeste y empezaron a dejar graves destrozos en varios municipios. 

La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela La comarca de Mota del Cuervo sufría la virulencia del aguacero y del pedrisco, sobre todo en los campos de cultivo de viñedo que se llevaron la peor parte. En  Las Mesas o San Clemente, el agua también inundaba varias calles y destrozaba mobiliario urbano y cultivos. 

El barrio del Congo de Tarancón se inundó en pocos minutos y parte de la muralla de la iglesia de la Asunción se vino abajo. Los bomberos provinciales tenían que prodigarse para achicar el agua.

Lo más curioso es que el frente, que barría la provincia hacia el este, casi pasó de largo por la capital. Dejó lluvias, claro está, pero en ningún caso se registraron las copiosas precipitaciones que caían en otros puntos de la provincia. 

La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela Basta decir que desde las 18 horas a las 24 cayeron 11 litros por metro cuadrado en la ciudad, mientras que en otras poblaciones, caso de Alcázar del Rey,  se superaron los 100 litros por metro cuadrado (103,8) a lo largo de la jornada.

La tempestad pasó de largo hacía Valencia,  Alicante y Murcia, pero no quiso abandonar la provincia sin antes dejar su sello virulento en la comarca de Iniesta. 

El caos en Iniesta. Las cañadas de la Encina y del Monegrillo no podían asumir el caudal que se abría paso por donde podía y, en varias barriadas de la población, empezaba a subir el nivel hasta superar el metro de altura. Eso obligó a desalojar de sus viviendas a más de 150 vecinos, por miedo a que la tormenta más grande que ha vivido la localidad iniestense se convirtiera en aquel triste suceso de hace dos años en San Lorenzo de Cardassar (Mallorca).

La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela La virulenta tormenta se ceba con la Mancha y la Manchuela Desde luego. Las imágenes, que los vecinos grabaron y que corrieron por las redes sociales a las pocas horas, mostraban a las claras el miedo que tuvieron que vivir los vecinos en su carnes. Las instantáneas eran aún más dantescas cuando aparecieron los primeros rayos de luz del día. El agua estaba embalsada y las peores consecuencias se daban en los barrios donde reside gente mayor. El granizo, de gran tamaño, y según dijeron los vecinos como nunca se había visto, arrasó con las cosechas de viñedo, almendro y olivar. Las comunicaciones se cortaban y algunas carreteras eran intransitables, como la CM-322 hacia Ledaña. 

Carlos Muelas, diputado provincia de Recursos Humanos y Bomberos, confirmó que el número de incidencias atendidas por la Diputación se elevó a primeras horas. Solo en Iniesta se produjeron 27 avisos de emergencia en viviendas, sótanos o negocios inundados. 

La institución provincial reforzó el apoyo con un retén de bomberos permanente, que prestó servicio a los vecinos que lo demandaron a través del Servicio de Emergencias 112, y seis bombas sumergibles achicaban agua. Uno de los momentos más dramáticos se produjo con el rescate de una pareja que estaba atrapada en un coche y que veía como el agua iba subiendo de nivel. «Los bomberos se tuvieron que tirar a nado y el rescate fue bastante complicado», explicó el diputado del área, quien recalcó que lo más importante es que «no ha habido desgracias personales. Son pérdidas materiales que se solucionarán a través de la declaración de zona catastrófica».

Lo mejor de todo, y a pesar del sinsabor y el disgusto que los iniestenses tienen, es que los vecinos se afanaron para limpiar cuanto antes sus viviendas y ayudar en todo lo que hiciera falta para restablecer la normalidad. Varios municipios ya han comunicado su intención de solicitar  la declaración de zona afectada para acceder a ayudas que palíen las  pérdidas notables.