«García Abril fue el verdadero vanguardista de su tiempo»

V.M.
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El musicólogo y escritor conquense Fernando J. Cabañas presentó en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores su libro 'El aroma del silencio', centrado en la figura del compositor turolense

El musicólogo, investigador y escritor Fernando J. Cabañas. - Foto: Reyes Martínez

El musicólogo, investigador y escritor Fernando J. Cabañas presentó el lunes en la sede  de la Sociedad General de Autores y Editores de Madrid su libro El aroma del silencio, centrado en la figura del compositor turolense Antón García Abril, fallecido el pasado. Cabañas ya había publicado previamente una obra y diversos estudios sobre García Abril, así como otros libros dedicados Ernesto Lecuona o al antiguo Colegio San José de infantes de Coro San José de la Catedral de Cuenca. El musicólogo conquense, que estuvo acompañado en el acto de  presentación por el presidente de la SGAE, Juan José Solana y por el compositor José Luis Turina, comentó a La Tribuna algunos aspectos de esta publicación.

Su último libro profundiza en una figura de referencia para la música española contemporánea que ya investigó tiempo atrás, ¿con qué objetivo?

En 1993 el Instituto Complutense de Ciencias Musicales me encargó un recorrido biográfico y creativo sobre él. Así surgió Antón García Abril. Sonidos en libertad, reeditado en 2001. Tras su fallecimiento en 2021, surge este nuevo libro que, si bien actualiza y revisa lo hasta entonces publicado, recorre ya de pleno su biografía y corpus compositivo. Nunca se puede afirmar que un libro debe ser considerado como el definitivo escrito sobre una persona, si así fuese, hace tiempo que nadie publicaría sobre Bach o Mozart; sin embargo, sí que el que ahora publico puede decirse que ofrece, a lo largo de casi 500 páginas, el primer recorrido detallado por su intensa vida entrelazándola con el que ya es, por razones obvias, su definitivo catálogo de obras. Además, publico anexos documentales totalmente cerrados.

En la obra, junto al texto, aparecen citas que encabezan cada capítulo, ¿por qué?

Mis infinitas conversaciones con el maestro me permitieron recoger, entre otros frutos, jugosas reflexiones garciabrilianas que identifican claramente el sentir de un hombre que transmitía arte, humanidad… por todos los poros de su piel. Así decidí que, junto a mi texto, estuviesen presentes sus pensamientos, juicios o preocupaciones en estado puro.

¿Podríamos destacar de García Abril la versatilidad en su amplia trayectoria compositiva?

Antón García Abril compuso durante 74 años. Desde su primera obra (Canto a la madre, para voz y piano, 1946) hasta la última (sus inconclusos Cánticos para viola sola, 2020), son casi 300 aquellas en las que mostró su dominio de las más diversas plantillas. No hubo género que no abordase y además con maestría. Desde las primeras escritas para piano solo (como pianista que fue dominaba las posibilidades de este instrumento), hasta su ópera Divinas palabras, dio muestras sublimes de su conocimiento de la voz, de la música de cámara o de las agrupaciones generadas en torno a la orquesta. Además, muchas de esos centenares de obras son colecciones que, a su vez, integran cuatro, seis e incluso más piezas. 

Suele considerársele un creador vinculado más al clasicismo que a la vanguardia, ¿no es así?

Álvaro Zaldívar no dudó en afirmar de él que era el compositor más relevante que ha dado nuestro país tras Falla. Esta afirmación provocó no pocas ampollas. Si por vanguardia se entiende a esa minoría que se aleja de la mayoría, que a su vez aparece a modo de avanzadilla de lo que vendrá después, Antón debe ser considerado como el verdadero vanguardista de su tiempo, aquel que no quiso caer en la moda imperante en el momento. Cuando en la segunda mitad del XX apostó por un estilo propio que le permitiese expresarse libremente -¡sí, libremente!-, él era la minoría frente a la mayoría que discurría por derroteros más concurridos en el momento y aplaudidos por quienes, posiblemente y como él dijo en muchas ocasiones, contribuyeron a expulsar de las salas de conciertos al público porque no conectaba con ese «arte de moda».

¿Cuáles serían sus obras cumbres?

Cómo no destacar su ópera Divinas palabras, algunas de sus obras orquestales (El mar de las calmas, Hemeroscopium…), sus conciertos para solista (piano, guitarra, violín) y orquesta o su ballet La gitanilla, entre tantas. Sin embargo, me gusta resaltar su obra didáctica. ¿Qué estudiante de piano no ha tocado algo de sus Cuadernos de Adriana? ¿Qué instrumentista que se adentra seriamente en la música contemporánea no ha interpretado obras suyas? Su producción irradia técnica, sentimiento y pasión a partes iguales. Pero si quiere le destaco una, especialmente: sus Seis partitas para violín solo vinieron a contribuir a hacer historia en el repertorio que para este instrumento escribieron antes Bach o Ysaÿe.

Mención aparte merecería su brillante faceta como compositor de música incidental.

No puede pensarse en él sin hacer mención especial a esta producción de la que él mismo afirmaba que fue para él una escuela de aprendizaje insuperable, permitiéndole ver hechas realidad, a la mañana siguiente, creaciones escritas solo unas horas antes. Algunas de estas partituras (Los santos inocentes, El hombre y la Tierra, Anillos de oro, Fortunata y Jacinta,…) integran las bandas sonoras vitales de generaciones enteras y gracias a ellas escucharon música de calidad desde el sillón de sus casas.

¿Y qué me dice sobre el título del libro? 

El silencio es, para un creador, una de las más singulares fuentes de inspiración. A partir de la nada surgen las mayores creaciones artísticas. García Abril aludía a la necesidad de mantener silencio cuando no había nada interesante que decir. También señalaba que el silencio es la mejor música. ¿Quién puede dudar sobre las numerosas sensaciones que provoca en nosotros el arte de los sonidos? La música no solo se escucha, también se disfruta, se degusta, se siente. Hace percibir sensaciones imposibles de describir. Música, reflexión, inspiración, esencia o iluminación, todas juntas a modo de ingredientes de una fórmula mágica, se unieron para dar a luz ese título.

¿Cuáles los próximos proyectos que tiene planteados?

La pedagogía, la gestión educativa o la educación se dan también cita en mi vida profesional. En el plano musicológico ya he iniciado un par de nuevos proyectos. Esperemos que el primero dé su fruto lo antes posible pero necesitaré tiempo para que la documentación y redacción precedan a la impresión… cuestión de tiempo.