Espacio bendito

R.L.C.
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Los nuevos salones parroquiales de la iglesia de la Asunción de Tarancón se alzarán tras el derribo de las antiguas casas de los curas y antiguos despachos parroquiales. El Belén Viviente para recaudar fondos es el próximo 29 de diciembre.

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Desde que se construyera la nueva iglesia, de San Víctor y Santa Corona, edificio inaugurado en noviembre de 2014, los nuevos salones parroquiales de la iglesia de la Asunción suponen el proyecto de mayor envergadura al que se enfrenta la Iglesia en la localidad de Tarancón.

La necesidad se detectó hace tiempo, fue una de las demandas con las que se encontró hace cuatro años el actual párroco, Miguel Alberto López, y con el paso del tiempo se ha convertido en más acuciante. Diferentes dependencias, que albergaban despachos o espacios de reunión, han tenido que dejar de utilizarse por el avance del estado de deterioro de los antiguos edificios que los albergaban, o se están utilizando en condiciones no adecuadas.

«Cada día vemos más que lo necesitamos, para despacho, salas de catequesis o sede de Cáritas, cuyos voluntarios están trabajando en condiciones infrahumanas», confirma el cura párroco. El proyecto elaborado, ya enviado para su visado al Colegio de Arquitectos, contempla el derribo de la antigua casa del cura, la del sacristán o el viejo despacho parroquial, que son viviendas bajas situadas en la calle Castillejo Alto, a continuación del emblemático Arco de la Malena. Incluso la Parroquia de la Asunción ha adquirido una pequeña vivienda que estaba encajada entre las citadas anteriormente.

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El espacio total que se logrará tras el derribo para alzar los nuevos salones parroquiales es de cerca de 300 metros cuadrados de planta. Miguel Alberto López concreta que actualmente «no tenemos salones», se dejaron de usar por encontrarse estas dependencias cercanas a la propia iglesia en estado ruinoso y las otras de las que dispone la Iglesia, en la calle Cruz de la Oliva (antiguo bar Cordones) y en la calle Fray Melchor Cano (antigua televisión local) están «en igual o peor situación». Aunque todos estos espacios tienen la misma propiedad, estos últimos dependen de una fundación, por lo que, entre otros motivos, como la propia ubicación o las posibles trabas burocráticas, se ha optado por alzar los nuevos salones en las conocidas como las antiguas casas de los curas. «Cuando llegué se veía como una obra a largo plazo, primero porque no había recursos y después porque la necesidad tampoco era tan agravante, no había niños en la catequesis en esta Parroquia de la Asunción, la recibían arriba, en los salones de la otra iglesia, pero todo esto ha cambiado», relata el cura párroco, que lleva trabajando de lleno en este proyecto alrededor de dos años.

A punto de adjudicarse la obra a una empresa, la primera fase será el derribo, y desde entonces se estima que el plazo de ejecución rondará el año. La previsión es que el derrumbe controlado de las antiguas viviendas mencionadas pudiera comenzar antes de acabar el año y a principios de 2020. El siguiente paso será el pertinente estudio geotécnico de la zona, donde se sabe de antemano que existen restos de la muralla que rodea la iglesia, que incluso se pueden apreciar desde la calle, pero «no esperamos encontrar nada más, en cualquier caso se seguirán los pasos y se respetará lo que se encuentre tal y como la legislación marque», afirma el sacerdote afincado en Tarancón.

Los nuevos salones tendrán tres plantas y la inversión superará los 600.000 euros. En la planta baja se ubicará la sede de Cáritas Interparroquial de Tarancón, ahora repartida entre los espacios del antiguo Cordones y la antigua televisión. Desde la Parroquia de la Asunción adelantan que tendrá una entrada propia por la calle Castillejo Alto y estará dotada de dependencias para el ropero, despacho de acogida o un local para el economato. También en el sótano de este nuevo edificio habrá una sala multiusos y podría ubicarse el archivo parroquial. Los despachos parroquiales, una pequeña capilla, la casa del cura y el salón de actos estarán en la primera planta, con entrada por dentro del recinto amurallado.

al detalle. El párroco adelanta que la intención es utilizar la capilla, con capacidad para unas treinta personas, «sobre todo en invierno en los días de diario, y a lo mejor también en verano».

Ya en la segunda planta se crearán aulas o salas de reunión para los distintos colectivos parroquiales y las clases de catequesis, además habrá un pequeño office y una terraza al aire libre. La Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de Semana Santa, el coro parroquial, el movimiento neocatecumenal, los grupos de lectura creyente de la palabra, de patrimonio, jóvenes o limpieza, así como el de voluntarios de actividades como La Pesca del Domund (que en la última edición lograron recaudar más de 4.000 euros con la venta de alrededor de 8.000 paquetes), contarán con un espacio donde desarrollar sus actividades gracias a estos salones.

«Niños de catequesis tenemos alrededor de 150 en total, que ahora están recibiendo sus clases en la propia iglesia», confirma López desde la sacristía, convertida en los últimos tiempos durante algunas horas del día también en despacho parroquial. Sin una advocación todavía decidida, los nuevos salones parroquiales de la iglesia de la Asunción contarán con una subvención del Gobierno regional, que se destinará al derribo, el veinte por ciento de la obra correrá a cuenta del Obispado de Cuenca, que también se ha comprometido a ayudar a pagar el préstamo que solicitará la Iglesia de la Asunción de Tarancón -cuando ésta no pueda hacer frente-, y además desde hace al menos cuatro años se está ahorrando dinero y realizando actividades a beneficio de este proyecto.

El primer belén viviente que se organizó para recaudar fondos fue en la Navidad 2017-2018, en su última edición consiguió casi 2.000 euros y la siguiente ya se está preparando, será el 29 de diciembre. El cura párroco explica que la mayoría de las colectas de todo el año, descontando lo que se destina a los gastos estrictos de mantenimiento, van para este fin. «Llevamos ahorrados más de 100.000 euros, la mitad corresponden a las domiciliaciones que ha hecho la gente de sus donativos, de la provincia creo que probablemente somos la Parroquia que más número de domiciliaciones tiene y es una gran ayuda», confirma Miguel Alberto López.

En cuanto a la colaboración en general de la población, apunta que «no es del todo mala, pero siempre es mejorable». Si en otros proyectos como la restauración integral del retablo mayor de este templo parroquial, que se inauguró en agosto de 2014, la financiación privada ha sido crucial para sacarlos adelante, en este caso el párroco señala que «nos vamos a dejar querer, no le vamos a pedir a ninguna empresa, ni para los salones, ni para el nuevo sagrario que queremos poner, pero sí estamos abiertos a cualquier tipo de ayuda que alguien quiera realizar».

recordatorio. En el caso del arreglo del retablo, una joya del siglo XVI única en la provincia de Cuenca por sus dimensiones, la inversión superó los 300.000 euros, y la financiación corrió a cargo del Ayuntamiento, que aportó 69.000, y de las empresas locales Incarlopsa y Finca la Estacada.

Mecenas también estas entidades en otras mejoras llevadas a cabo en esta iglesia de la Asunción en los últimos años, como el arreglo del tejado, y también otras empresas, junto con numerosos particulares, fieles que en definitiva se implican en la medida de lo posible.

Estudian sustituir el actual sagrario del retablo mayor

De forma paralela al proyecto de los nuevos salones, la Parroquia de la Asunción está estudiando la sustitución del actual sagrario que se encuentra en el retablo mayor, que sería trasladado a la pequeña capilla que tendrá el espacio que espera contruirse junto al recinto amurallado a lo largo de 2020. «El actual sagrario no encaja en sí mismo con el retablo, estamos valorando encargar uno acorde con el estilo plateresco del retablo», confirma Miguel Alberto López, villamayorense párroco de la iglesia de la Asunción. En cuanto al coste del proyecto, en este caso estima que podría rondar entre los 30.000 ó 40.000 euros. «No es excesivamente caro y es algo en lo que estamos trabajando con diferentes asesores y voluntarios parroquiales», desvela el cura.