Leo Cortijo

Leo Cortijo


Retrospectiva sobre el Plan 'XCuenca'

27/02/2023

Hace poco más de un año escribía, en un artículo de opinión muy parecido a éste: «El tren convencional acabará desterrado en territorio conquense. El gran cisma. Puedo llegar a entender el recelo, la cautela, la desconfianza y hasta las sospechas que pueda producir este anuncio. Creo que es hasta humano pensar así cuando una idea disruptiva nos hace salir de nuestra zona de confort [...]. Y es una pena, porque a veces a la vuelta de la esquina puede esperar algo que remueva para bien nuestro sino».

Hace poco más de un año escribía: «¿Quién está dispuesto a utilizar el tren para emplear siete horas en ir de Madrid a Valencia? Poca gente. Muy poca gente. [...] Los que defienden su mantenimiento –en el sentido más literal de la palabra– esgrimen que se ha llegado a este punto porque desde hace tiempo no se han acometido las inversiones necesarias para hacer atractivo y eficiente el servicio. Que lo han dejado morir, vaya. Me cuesta creerlo. No porque no haya habido inversiones, que es cierto, sino por algo mucho más profundo. El ferrocarril como medio de transporte de viajeros en esta provincia (ahora) y en otras (más adelante) terminará muriendo por inanición porque es ley de vida. Igual que éste sustituyó a las diligencias tiradas por caballos e igual que mi abuelo dejó de ir en burro al pueblo a comprar viandas».

Hace poco más de un año escribía: «Los nostálgicos del tren creen que esto supondrá también un agravamiento de ese mal endémico de Cuenca que es la despoblación. Como si esa losa que nos hunde hubiera surgido ayer y como si el tren llevara funcionando dos telediarios. El tren lleva con nosotros media vida, desde mediados del siglo pasado, y a la vista está que no ha sido una solución para evitar que nuestros pueblos sean pueblos fantasmas. ¿Y para transportar mercancías? Tres cuartos de lo mismo, nadie lo quiere. El servicio lleva liberalizado 20 años y ningún empresario ha venido para quedárselo y explotarlo en ese sentido. No es rentable por las características de la vía y la orografía conquense».

Hace poco más de un año escribía: «Cuenca y su provincia necesitan mucho más que un parche. La enfermedad de este paciente no se cura con dos aspirinas y un ibuprofeno. Ni de coña. Necesitamos terapia de choque y un tratamiento agresivo. El diagnóstico pinta realmente feo y si no apostamos de verdad por un plan ambicioso y revolucionario no nos vamos a levantar de la cama».

Hace poco más de un año pedía que el Plan XCuenca se cumpliera de principio a fin. En esas mismas estoy.