Sin respiro, se suceden las noticias a velocidad de vértigo. Cuando aún no se ha asimilado la gravedad de un asunto, se produce otro tanto o más grave que el anterior. Se aparta el primero, desfasado ante el segundo, pero antes de que recuperar el ritmo, el teléfono, o la alerta del móvil, anuncia que hay novedades. Nada que ver con las anteriores, un nuevo escándalo o acontecimiento obliga a resetear lo ya asimilado para ponerse en el punto de salida y escudriñar las claves del nuevo acontecimiento.
Parece que hace siglos que se filtró la noticia de que Abascal le había ofrecido a Tamames ser el candidato a la moción de censura de Vox. Llamadas al profesor, sin tiempo de coger el teléfono, por la cantidad de periodistas a los que atender, amigos que le aconsejaban que sí y que no, tournée por televisiones y radios y … fuera Tamames, que hay más follón en el gobierno,. Belarra y Montero no se resignan a que Sánchez les marque la pauta y se empeñan en defender su sí es sí. Lo que provoca que la oposición -partidos y medios de comunicación- pongan el acento en que este gobierno no es serio, no solo promueven iniciativas que no recogería ningún país europeo, como la desaparición del delito de sedición y la rebaja de la malversación, sino que promueve una ley que aplauden los delincuentes sexuales.
Cuando la coa estaba que ardía, Vox registra la moción de censura, Tamames vuelve a primer plano, pero dura poco: un desconocido diputado socialista, Bernardo Fuentes Curbelo, salta a la fama. No porque aprovechaba su condición de diputado para hacer negocios, sino porque aparecía en escena… ¿qué? La foto de Luis Roldán en calzoncillos, un recordatorio que no conviene nada a los socialistas, muchos menos cuando las elecciones autonómicas y municipales están ahí mismo.
El gobierno responde con el habitual argumentario, que no arregla nada. Al tito Berni lo desbanca Rafael del Pino. La indignación del presidente es mayúscula, pero Calviño no le va a la zaga, los dos tachan a Del Pino de antipatriota. Lo único bueno del caso Ferrovial es que Tito Berni pasa a segundo plano, pero un genio en Ferraz decide dar los nombres de quienes habían cenado con el diputado Berni, con lo que Ferrovial pierde protagonismo … y foco otra vez sobre los parlamentarios socialistas. Belarra y Montero están enfadadísimas porque la gran manifestación del 8-M puede quedar deslucida, y además las feministas del Psoe quieren hacer una propia, no con Podemos. Cuando todo parecía ya centrado en Tito Berni y sus cenas, tanto las irrelevantes como las que acababan en bacanal, Podemos anuncia que sus diputados van a votar que no a la reforma que presenta el gobierno para corregir los errores de la ley del solo sí es sí.
Solo falta que Tamames filtra este finde su discurso. Estamos ya, como diría Godard, "a bout de souffle". Sin aliento.