Cáritas atendió hasta septiembre a más de 400 sin hogar

Leo Cortijo
-

La institución asistencial atendió entre enero y septiembre de este año a 418 personas en la provincia que no tienen un hogar, mayoritariamente hombres, españoles y con edades comprendidas entre 25 y 54 años.

Cáritas atendió hasta septiembre a más de 400 sin hogar - Foto: Reyes Martinez

Cuando las dificultades económicas aprietan más de la cuenta y de forma estructural a todos los eslabones de la cadena, ésta siempre termina por romperse por el lado más débil. En ese punto se encuentran las personas que, por diferentes avatares de la vida, han acabado viviendo en la calle. Uno de los salvavidas más consistentes con los que cuentan para salir del pozo es Cáritas Diocesana, que lleva a cabo una labor encomiable para mitigar los efectos tan lacrimógenos de no tener hogar. La institución asistencial atendió entre enero y septiembre de este año a 418 personas en esta situación, mayoritariamente hombres, españoles y con edades comprendidas entre 25 y 54 años. 

En suma, fueron un total de 10.319 servicios. La tendencia, a falta de conocer los datos del último trimestre, «se mantiene». Así lo dio a conocer la secretaria general de Cáritas Cuenca, Paz Ramírez, ya que en el mismo mes del año pasado la cifra era similar. Hay que recordar que 2021 se cerró con 594 personas atendidas en más de 12.000 servicios, de las que 451 hicieron uso del centro de alojamiento de urgencia. Lo más noticioso, además de mantenerse este triste nivel, es que estas personas se encuentran en una «peor situación». «Ahora, el que viene ya no está solamente siete días, está tres meses; o no está un año, está dos», ejemplificó. Llama poderosamente la atención que 28 personas, solo en los meses de julio y agosto, hayan accedido al alojamiento de urgencia por primera vez.

Una ruptura con la familia, la expulsión del domicilio, la combinación de problemas de salud mental y adiciones o la pérdida del empleo son algunos de los factores que pueden propiciar que una persona se vea, en muchas ocasiones de la noche a la mañana, en la calle. Uno de los problemas con los que también lidian y que suele ser una gran piedra en el camino es la dificultad para acceder a una vivienda. La escasez de oferta, el alto precio y los prejuicios de no querer alquilar a una persona sin hogar es un muro en su camino hacia la integración. Por eso Cáritas desempeña un papel de «intermediación y sensibilización» con el fin de que no sea así. De esta forma, de las 23 personas que han acompañado hasta septiembre, 13 han conseguido una vivienda.

Ramírez también pone sobre la mesa el «cambio de perfil» de las personas sin hogar. Ahora hay más personas migrantes y de menor edad que antes. De hecho, por los centros residenciales de Cáritas en Cuenca han pasado este año 56 personas, de las que 41 eran extranjeras, principalmente de Sudamérica. Una de las causas que motivan este incremento es que las personas que solicitan asilo «se quedan desprotegidas porque no llegan o no pueden acceder a los recursos que ofrece la Administración». En esos casos, suele ser un común denominador la brecha digital que sufren, pues se trata de individuos que no tienen ni los medios ni los conocimientos para acceder a los medios tecnológicos imprescindibles para solicitar prestaciones o ayudas públicas, como el ingreso mínimo vital. Por esta razón, Cáritas ha lanzando la campaña 'Fuera de cobertura', una iniciativa para «denunciar la falta de acceso a derechos» y, especialmente, «la desprotección social que sufren estas personas».