Mosaico de Recuerdos

R.L.C.
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El imaginario de los años 90 creado por el pintor taranconero Javier Córdoba sale por primera vez fuera de su galería de arte.

Escena ambientada en los años 90 donde una bisabuela teje junto a su bisnieta, al lado de una mesa camilla. - Foto: J.C.

Todas las generaciones crecen marcadas por las costumbres, el contexto histórico, las modas o los distintos hitos que viven a lo largo de su infancia, y al recordarlos es inevitable sentir nostalgia y compararlos con el momento actual.

El artista taranconero Javier Córdoba, que se crió en los años 90, ha buceado en su álbum familiar, y en el de algunos amigos y conocidos cercanos, y ha creado un imaginario de aquella época en el que refleja recuerdos, escenas, momentos, que son universales para los españoles de su generación y que muchos hasta ahora no habían conseguido visualizar por no conservar instantáneas de los mismos.  

Las figuras que representa son alusivas a familiares, o incluso a él mismo, pero el trazo desfigurado y suelto con el que las plasma permite que se conviertan en personajes anónimos que están en el imaginario de muchos adultos de hoy, niños y jóvenes de entonces, que observan su obra con gran admiración. 

Referente del arte más social, en esta colección predominan las tareas cotidianas «en las que aparentemente no pasa nada, y sí que se está produciendo un intercambio de conocimientos, de vivencias, de experiencias, de una generación a otra», comenta Córdoba junto al cuadro inspirado en una fotografía de su bisabuela Benita tejiendo al lado de la mesa camilla y con una de sus hermanas, Susana, delante, mientras la tele está apagada. 

Creció en los años en los que no había móvil y las películas se alquilaban en el videoclub para verlas en casa o se escuchaba música en cintas de casette, en los que recibía la propina en pesetas o jugaba en la calle con canicas... Un tiempo lejano, principalmente por el trepidante avance de las tecnologías, que este conquense acerca con sensibilidad desde una atmósfera propia, pero atractiva para todos.   

La primera vez de sus abuelos, ya en edad de jubilación, en la playa, escenas de vacaciones en familia, de niños jugando en la tierra, con personajes tan míticos como Curro, la mascota de la Expo'92, o Espinete, portadas de revistas del momento como Superpop... La temática es amplia y a través de ella se pueden analizar aspectos clave que marcaron los años 90, como la vestimenta, la gastronomía, las relaciones sociales, las tradiciones, la evolución tecnológica o la estética. Y junto a los cuadros, también incluye esculturas con las que revivir esta época, en las que por ejemplo ha representado a algunos de los miembros de su familia por medio de materiales concretos. «A mí madre con el papel de los patrones, recuerdo tardes en casa de mi abuela o en la mía cosiendo con mis tías. A mi abuelo con el de los tendales de la aceituna o a mí mismo con madera quemada, pues recuerdo todos mis cumpleaños en torno a una hoguera, nací en la víspera de San José», cuenta Javier Córdoba, que en 2015 dio un giro radical a su vida, pasó de informático a artista, volvió al pueblo para dedicarse a su pasión.

Por primera vez las pinturas y esculturas englobadas en el proyecto Mosaico de Recuerdos, que es como se llama la exposición por el tamaño de la mayoría de las obras, ha salido de su galería y se puede contemplar hasta el 29 de mayo en el Espacio Mercado de Getafe (Madrid). La mayoría de las piezas se enmarcan en el trabajo de fin de grado que presentó el año pasado al graduarse en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, pero ha ido añadiendo otras anteriores, pues confiesa que «esta temática la venía tratando desde hace tiempo prácticamente sin darme cuenta», o posteriores, como el cuadro en gran formato que formó parte de la muestra Artistas taranconeros: reflejo de una ciudad, en la que participó en 2021 por el primer centenario de Tarancón como ciudad. 

«Con esta inmersión en los álbumes familiares de los 90 se puede tratar de entender y relacionar las causas que nos han hecho llegar a la sociedad que somos, a través de vivencias, la educación, las relaciones interpersonales, experiencias de toda una época, en definitiva, el raigambre del que uno no puede liberarse», apunta este artista, que remarca como dado el impacto que Mosaico de Recuerdos está causando en diferentes generaciones y que se trata de un proyecto «muy trasversal» estaría encantado de exponerlo en otros espacios, como en su localidad natal,  en el antiguo mercado que se está rehabilitando o la Casa de Piedra. Una valiosa colección que Córdoba seguirá ampliando, y compartiendo, pues en su cabeza aún hay muchos recuerdos de su niñez que aún no han visto la luz.