La ocupación ya alcanza el 80% para el puente del Pilar

Leo Cortijo
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Las expectativas ante el «primer gran puente» de la temporada tras la supresión de las restricciones están por todo lo alto, y el sector no descarta que se roce la plena ocupación gracias a las reservas de última hora.

Una familia de turistas, maleta en mano, transitan por una de las calles del Casco Antiguo de Cuenca. - Foto: Reyes Martínez

El primer gran puente de la temporada turística ya está aquí. Y no es un puente cualquiera, es el primero después del levantamiento de todas las medidas restrictivas a excepción del uso de la mascarilla. Los españoles se van a mover... y mucho, y eso lo cantan las previsiones de la Dirección General de Tráfico, que estima más de siete millones de desplazamientos de largo recorrido durante los próximos cuatro días. No es para menos. Media España no tendrá que volver al puesto de trabajo hasta el próximo miércoles, especialmente dos de los ‘clientes’ más importantes para la provincia de Cuenca: madrileños y valencianos.

Estas altas expectativas, que son realidades ya palpables a pie de calle, las confirma a La Tribuna el presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, José Manuel Abascal. En este momento la ocupación hotelera de la ciudad se encuentra ya al 80 por ciento y es «muy probable» que conforme se acerquen los días clave nos acerquemos al 95 por ciento, y es que «siempre hay que esperar a las reservas de última hora».

El panorama ha cambiado drásticamente. Nada tiene que ver lo que se está viviendo ahora con lo que ocurría hace 365 días. Abascal recuerda que entonces, al acabar el verano, octubre ya empezó «regular» y tras el puente «todo fue a menos y no levantó de verdad hasta junio». La amenaza de los repuntes en forma de olas en un momento en el que la vacunación todavía era una utopía, condenaba a un sector muy maltrecho. Encaraban una temporada de otoño e invierno «contra las cuerdas». Ahora la situación les sonríe mucho más. La palabra que define el sentir del colectivo es «ilusión» y, pegada a ésta, «normalidad». La normalidad que no han tenido durante el último año y medio a consecuencia del bicho.

«Ahora solo cabe esperar que todo venga como solía venir antes de marzo de 2020», comenta Abascal, «con los movimientos normales de cada mes», y eso les hace mirar al horizonte con «optimismo». Este puente del Pilar se respira un ambiente prepandémico, una sensación «muy parecida» a lo que era esta actividad justo antes de que un virus con etiqueta de corona pusiera nuestras vidas patas arriba. El sentir en el sector es que, «si todos nos comportamos bien, nos autocuidamos y tenemos precaución», los tiempos de los aforos limitados y los horarios restringidos ya no vuelvan nunca más. «Ni lo esperamos ni lo contemplamos», sentencia el presidente de la Agrupación de Hostelería y Turismo.

Éste no es más que el punto de partida de una temporada que promete no bajar el listón. El otoño suele ser «bueno» para la hostelería conquense y las previsiones, tan optimismas como realistas, esperan que los buenos guarismos de visitantes y de actividad en los negocios se mantenga de cara a otros puentes de cercana fecha en el calendario como el de la Constitución, o, algo más alejado en el tiempo, para las navidades. «Recuperar las cenas de empresa, las comidas de familia y las fiestas de Nochevieja es fundamental para nosotros», recalca.

A este punto se llega después de un peregrinaje por el desierto que ha sido, como poco, tortuoso y lleno de complejidades. «La hostelería ha demostrado que ha cumplido con todo lo que le han ido marcando las autoridades sanitarias», subraya Abascal, al mismo tiempo que recuerda que «no siempre ha sido fácil», pues «lo único que queríamos era trabajar con cierta normalidad». A partir de ahora, si no cambian mucho las cosas, parece que así será. Esta batalla está cerca de ganarse.