Netfix trajo el pasado verano varias sorpresas. La hora de la justicia es una de ellas. Seguro que habrá pasado bastante desapercibida para el gran público, pero aquí nos gusta dar a conocer productos menos mediáticos. La plataforma ha producido una miniserie en Sudáfrica con mucha acción y una trama de alto voltaje.
Viajamos a este país, a una de sus ciudades más importantes. El día amanece con todos los medios de comunicación pendientes del juicio a Allan Harvey (Morne Visser), un policía que, en una noche de lluvia y complicada por otras vicisitudes, disparó a sangre fría a un hombre negro en un túnel.
Pero los periodistas no son los únicos interesados en este desagradable caso con tintes de racismo. Azania Mago (Hlomla Dandala) y su grupo, los Numore, se dirigen en varias furgonetas hacia el palacio de justicia para seguir el juicio muy de cerca. Y es que Azania es el líder de una conocida banda terrorista a la que se creía extinta desde hace muchos años.
Una vez dentro del palacio, hacen una toma de rehenes en la sala del juicio, junto con varios periodistas. El plan de Azania es muy sencillo: no confía en la justicia, pues aún está atrapado mentalmente en los tenebrosos tiempos del apartheid, por lo que él quiere ser ahora el juez, el jurado, y también el verdugo.
En definitiva, el terrorista quiere hacer una especie de juicio retransmitido en directo y dejar la decisión en el pueblo, que para eso es soberano. Ha hecho una votación online que dura hasta las cinco de la tarde y la pregunta es: ¿Allan Harvey merece morir?
La hora de la justicia no ha inventado nada nuevo en cuanto a su esquema narrativo. De hecho, podemos encontrar ejemplos recientes en la misma plataforma con La casa de papel o La noche más larga. Pero en lo que se diferencia esta ficción respecto a las otras series mencionadas es en el trasfondo de su argumento.
Y es que hay una sorpresa que solo se rebela al final de la temporada y que deja abierto el relato para una continuación. Lógicamente, no mencionaremos cuál es. Así que si alguien quiere conocerlo, ya sabe lo que tiene hacer: verla.
Una buena metáfora
Respecto al relato en sí mismo, La hora de la justicia sirve de metáfora de los tiempos actuales en los que, a menudo, tanto los medios de comunicación como el sistema judicial están abiertamente perjudicados por sus actuaciones cómplices con el poder político de turno.
Esto es lo que refleja la serie, que también puede ser tendenciosa a la hora de tomar partido por el personaje de Azania, que no deja de ser un terrorista por muchas justificaciones personales que tenga para hacer lo que hace. Aun así, sin duda es un producto muy atractivo, tiene buena factura en cuanto a puesta en escena y es un trabajo de acción y entretenimiento que llamará la atención de los que se acerquen a ella. Para una buena tarde de fin de semana de acción y emociones fuertes.