Los aficionados a la micología están de enhorabuena. No es habitual en los últimos años hallar diversas variedades de setas y hongos de primavera, pero las cuantiosas precipitaciones de los últimos días y las temperaturas han propiciado que esta sea una de las temporadas más productivas de los últimos años. A diferencia de las setas otoñales, las de primavera no son ni tan conocidas ni tan abundantes, pero sí que existen especies deliciosas para recolectar, llenar la cesta y cocinarlas posteriormente. 

José Luis García Juan, presidente de la Asociación Micológica Conquense, afirma que el año «se presenta bien. Se han dado unas noches bastantes frías últimamente y quizás se retrase un tanto la aparición. Con las últimas lluvias y las buenas temperaturas se prevé que en los próximos días salgan más setas». Y es que, apunta, «en la Sierra hay suficiente agua  y se presume que dentro de unos días habrá oreado el campo, las temperaturas mejoren y pueda comenzar el periodo primaveral».

¿Qué se puede encontrar en el campo en estos días? García Juan apunta que la llamada seta de San Jorge o perrechico es una especie exclusivamente de esta época del año. «En primavera se dan algunas setas que luego se repiten en la temporada de otoño, pero luego están las típicas de estos meses como la de San Jorge, los marzuelos, las colmenillas o boletos, que también pueden aparecer ahora, caso del aereus o algún pinícola», cuenta el representante de la asociación micológica de la provincia.

Probablemente, comenta el experto, el perrechico «sea la seta que más fama tiene, pero en esta estación también salen otros hongos muy apreciados como la seta de cardo. También es conocida la seta de marzo, el marzuolus, que suele nacer en marzo pero puede que quede alguna aún».

Precauciones. Por lógica, y aunque no hay tanta variedad de especies como en otoño, cabe tener en cuenta que también hay setas que no se deben recolectar ni ingerir. En primavera aparece la llamada amanita verna que en su fase de crecimiento se podría confundir con un champiñón. «Es similar a la amanita phalloide y produce unos envenenamientos muy graves», describe el micólogo conquense.

Otro de los aspectos a tener en cuenta, a la hora de pasear por el monte en búsqueda de setas, es lo que una y mil veces recuerdan las asociaciones micológicas. Además de preservar el estado de los bosques y no arrojar residuos y plásticos, es vital que no se recolecten todas las setas que se encuentren por el mero hecho de llenar la cesta. En cuanto a la conducta en el campo «insistimos una y otra vez en que hay que comportarse de una forma civilizada. Hay que respetar las plantas, no entrar con los coches hasta las praderas o por caminos poco transitables. No se debe dejar basura, cosa que se ve todavía con mucha frecuencia», prosigue, «y hacer el menor ruido posible porque se molesta a las aves que están nidificando».

A la hora de coger setas desconocidas con el propósito de cocinarlas, «se tiene que tener la seguridad de lo que se recolecta. Ante la más mínima duda, hay que consultar para asegurarnos de que no nos comemos alguna especie tóxica». Esta es una precaución lógica «porque aún se siguen encontrando casos de envenenamiento tanto en primavera como en otoño. Muchas veces no por desconocimiento, sino por excesiva confianza en lo que se coge».