Un paso más

Leo Cortijo
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Las Turbas se integra en la junta general de la Junta de Cofradías, pero el grupo avisa que seguirá trabajando para ser miembro de pleno derecho: «Nos consideramos una hermandad más, y éste es el acuerdo de mínimos al que podemos llegar a día de hoy»

Un paso más - Foto: Reyes Martínez

Son santo y seña de la Pasión conquense. Uno de los emblemas más característicos y propios de una Semana Santa única e icono fundamental de la 'marca' que Cuenca exporta al mundo cada primavera. Después de mucho camino recorrido, un arduo trabajo, una paralización a causa de la pandemia y un sinfín de sinsabores, Las Turbas ya forman parte de la junta general de la Junta de Cofradías. Un paso más en su camino para convertirse en miembro de pleno derecho, como una hermandad más de las 33 que ya integran la institución nazarena. Un proceso que arrancó hace siete años y que alcanzó una meta importante este mismo lunes, en una junta general extraordinaria en la que la comunidad semanasantera dio el visto bueno por mayoría absoluta.

Técnicamente, la integración de Las Turbas en el máximo órgano de decisión de la Junta de Cofradías ha supuesto la modificación de tres artículos de los estatutos de la institución (2.1, 33 y 39), cuya temporalidad es de ocho años. Una reforma imprescindible para dar cabida al colectivo. Con todo, desde la JdC subrayan la «excepcionalidad» de la medida, y es que Las Turbas no está constituida como asociación pública de fieles y esa es, precisamente, una condición de obligado cumplimiento según el derecho canónico para formar parte de la Junta de Cofradías.

Así todo, no hay que olvidar una circunstancia en la que la institución nazarena pone el foco, y es que esta integración, al tratarse como una «gracia» por parte de la Junta de Cofradías, puede revocarse «en el supuesto de no lograrse durante este plazo la paulatina normalidad en el comportamiento de los turbos participantes en la procesión Camino del Calvario». De esta forma, desde la JdC advierten que Las Turbas pueden ser desvinculadas «sin que esto suponga conculcar ningún derecho».

«Lo que todos queremos y deseamos es que la turba acompañe a Jesús con su tambor y su clarín, avanzando en lugar de entorpeciendo el normal desarrollo de la procesión», matiza el presidente de la JdC, Jorge Sánchez Albendea, y es que «la normalidad que queremos es que el turbo sea lo que debe ser: un nazareno que acompaña, y que no sea necesario seguir contratando un grupo específico de seguridad para esta procesión». 

«No se puede generalizar». Ahora bien, por parte de Las Turbas consideran que «no se puede generalizar» en ese sentido, y que la inmensa mayoría de turbos, «que tienen un comportamiento ejemplar durante la procesión», no pueden pagar por el mal comportamiento de un grupo de reducido de «desalmados». Así lo pone de manifiesto en La Tribuna el representante de este colectivo en la Junta de Cofradías, Javier Viñuelas, que destaca el paso adelante que se ha dado con esta inclusión, aunque ya avanza que continuarán trabajando para seguir ganando enteros.

Y es que Las Turbas sigue ganando identidad propia, pero todavía restan varias bases fundamentales por lograr. Aún no son consideradas una hermandad de pleno derecho como las otras 33. Por esa razón no pueden estar presentes en la junta de diputación, excepto cuando se traten temas relativos exclusivamente a la procesión Camino de Calvario, que entonces sí tendrán voz y voto. Con todo, apunta Viñuelas, son conscientes de que a día de hoy, «éste es el acuerdo de mínimos al que se puede llegar», pero no descartan en un futuro seguir su camino si se retoma con el Obispado su designación como asociación pública de fieles y no como asociación de fieles únicamente. Ahí está el problema de raíz y lo que no les permite avanzar.

Ser miembro de pleno derecho es el objetivo final de Las Turbas, una «vieja aspiración» justa a su parecer, ya que «nos consideramos una hermandad más de las que procesionan en la Semana Santa de Cuenca», ahondando además en la idiosincrasia propia de la misma y siendo «únicos» en el mundo.

Cronología de una integración. En 2015, Las Turbas empezó a trabajar a nivel orgánico con su propio estatuto para que el Obispado la considerase como asociación pública de fieles. En 2017 y una vez aprobado el Reglamento de Las Turbas por el obispo de Cuenca, José María Yanguas, se iniciaron las conversaciones para estudiar la viabilidad de intentar integrar al colectivo en el seno de la JdC. El primer paso se plasmó el 2 de marzo de 2018 con la firma de una concordia suscrita de común acuerdo entre Las Turbas, la Junta de Cofradías y el Obispado. Durante esta primera fase del debate se plantearon dudas sobre la naturaleza jurídica que tienen Las Turbas, pues en su reglamento se recoge la figura de asociación de fieles.

Ante las dudas sobre la compatibilidad de la figura reflejada en el Reglamento con la recogida por los estatutos de la JdC como imprescindible para poder formar parte de la institución, se solicitó un informe al Obispado. Dicho escrito, de marzo de 2019, recoge que Las Turbas son una asociación privada de fieles sin personalidad jurídica y que la incorporación a la institución nazarena no puede realizarse como miembro de pleno derecho, sino dentro del ámbito de las excepciones, en virtud de «consideraciones de carácter histórico».