Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Tomelloso

06/10/2022

Cada vez me gusta más Tomelloso, lo veo más ciudad y menos pueblo, aunque su sabor siempre irá ligado al terruño. Un viaje hacia allá es una experiencia completa, hables con quien hables, estés con quien vayas o te encuentres. Tomelloso difumina las líneas de la realidad hasta comenzar a hacerlas borrosas y así nace el surrealismo. Tomelloso es el kilómetro cero de la Mancha, el ingenio, el talento, la uva y la mosca. Un tomellosero en tu vida es una bendición del cielo, pues seguro te aportará otra visión de la existencia, mucho más real y acertada que la tuya. Tomelloso es músculo, empresa, gigante y llanura. Tiene la cooperativa más grande del mundo, a donde fue ayer Alsina para entrevistar a Page, dentro de la Fiesta de la Vendimia que Onda Cero organiza por cuarto año consecutivo con la Denominación de Origen la Mancha. Y nada podía salir mal. Y nada salió mal. Hasta Page dijo que no era pagista, que es como decir 'a mí, que me registren'. Es más listo que el hambre.
Tomelloso es arte desvertebrado, Mancha inquieta, solano de la tarde en el trascacho. Una vendimia dura un mundo y caben varios universos en la cooperativa. Doscientos millones de kilos de uva, uno tras otro, hasta llenar de mosto las sienes de la Virgen de las Viñas. Don Rafael Torres es una eminencia, una institución, un faro que guía su negocio con el rescoldo de la sabiduría. Habla poco y escucha mucho, síntoma de inteligencia, y en su rostro asoma la bondad en forma de sonrisa. El lagar de Virgen de las Viñas debiera ser Patrimonio de la Humanidad, porque ahí están los aperos del alma, los desuellos de nuestros padres que tanto se dejaron en el camino por vernos ahora en la cima. Hijo mío, estudia, que no te veas como tu padre. Una generación que sacó entera a otra. Y llanura, infinita llanura, horizonte inmenso y largo, que muere entre los besos del sol y la luna. Y el humor.
Tomelloso es humor porque es inteligencia en la vida. Se hermanaron con Lepe por los chistes y bajaron una cuba y subieron una barca. Pero el humor de Tomelloso es mucho más que eso. Es una forma de sentir, latir y vivir. Quien no lleva el humor puesto, apenas merece otra vida que la desesperación y la tristeza. El Quijote es de la Mancha porque Cervantes supo verlo en estas tierras donde la nada se hace carne y pare un rábano entre dos hojas. Las pámpanas coronan el talento y a los libros de caballería que trastornaron al viejo para coger una lanza. El Quijote es un libro de humor, sin duda; pero con toda la amargura que acarrea y es corrosiva al alma. Sin embargo, la gran enseñanza de Don Quijote es que la vida no merece la pena ser vivida si no es con el personaje que tú elijas.
Antonio López, García Pavón, Eladio Cabañero, Dionisio Cañas y tantos otros que nacieron y crecieron en Tomelloso son reflejo de lo que ha sido esta tierra. Pero, insisto, cualquier otro tomellosero con que te cruces. Rocío Torres, bibliotecaria de tanto tiempo, y por cuya sangre, bajo su piel, corren ríos de Tomelloso entero. Y es que hay pocos sitios con una identidad tan marcada, fuerte y profunda. Los Canuthi, un mundo para la diversión, el Carnaval y el guateque. El Triana, a la medianoche cuando suena la Salve y despliegan los capotes sus verónicas. La plaza de toros, igual para un festejo como para una gran carpa de Navidad. Tomelloso es distorsión de la realidad, surrealismo del bueno, mocedad de la Mancha, donde nace el instinto, la tripa y el vientre de la socarronería y el buen juicio. Tiene grandes avenidas como Nueva York y a Plinio sobrevolando las aceras. Tengo que ir, ver y pasear más por Tomelloso.