La Pasión de los homenajes

L.O.
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El recuerdo a los que han fallecido en estos dos años de parón 'semanasantero' han sido una constante de la comunidad nazarena desde que arrancaron los días grandes de Cuenca

La Pasión de los homenajes - Foto: Álex M. Simón

Semana de ganas. De ilusión desbordada. De reencuentros. Las túnicas y los capuces llevaban demasiado tiempo en el interior de los armarios, esperando su turno. Ese que parecía que no iba a llegar nunca después de que la pandemia de coronavirus hiciera descabalgar la vida tal y como la conocíamos. Por eso se sabía que esta Pasión iba a ser diferente. Porque el deseo de volver a las calles se desbordada. Pero también iba a ser diferente porque muchos de los que tenían que estar, ya no están. La más trágica consecuencias de ese bicho que aún se resiste a irse. En otras ocasiones, no fue el coronavirus, sino la vida misma, la que solo tiene una cosa segura: la muerte. La comunidad nazarena conquense, como no podía ser de otro modo, también ha sufrido duros golpes en estos dos años. Sin citar nombres, para no dejar en el tintero a nadie, todos tenemos a alguien en la cabeza: desde ese abuelo que inyectó el veneno semanasantero hasta el compañero de banzo, pasando por madres, padres, hermanos, amigos… Por eso, en estos días que llevamos de Pasión se suceden uno tras otro los homenajes de la hermandades y las bandas que recorren las calles de Cuenca. Cada una a su modo, a su estilo, a su manera. Pero todas con un denominador común: no olvidar nunca a aquellos que se fueron. Esos que procesionan ahora en el cielo.

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