Te comes una y te cuentas veinte

Leo Cortijo
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Paula López y Sara Ayllón idean un parchís nazareno personalizado con los escudos de las hermandades para «involucrar» a los nazarenos más pequeños de cada casa.

Te comes una y te cuentas veinte - Foto: Reyes Martínez

Parchís-chis-chis, parchís-chis-chis; es el juego de colores que cantamos para ti. Parchís-chis-chis, parchís-chis-chis; es el juego que se canta para mí y para ti. Con animadas coreografías, llamativos atuendos y voces angelicales, Tino, Yolanda, Gemma, David y Óscar cantaban para deleite de toda una generación de niños una sintonía tan simple como pegadiza, que no solo les daba nombre como grupo, sino que también ensalzaba uno de los juegos de mesa más célebres habidos y por haber. Un circuito de cien casillas y cuatro 'casas' de diferentes colores: amarillo, rojo, verde y azul ¡Cuántas tardes de sobremesa familiar comiendo una y cantando veinte!

Entre esas tonalidades no estaba el característico morado nazareno con el que Cuenca procesiona cada primavera, pero Sara Ayllón y Paula López se han encargado de darle un toque particular de marcha semanasantera y con olor a incienso. Juntas han creado una idea: el parchís nazareno. Personalizan el tablero de juego con los escudos de las hermandades y las fichas son pequeños cofrades. ¿La génesis del proyecto? Algo realmente admirable: «Atraer a los nazarenos más pequeños a las sedes». Estas dos entusiastas conquenses querían darle una 'vuelta de tuerca' a las actividades que desde las cofradías se promueven para los más pequeños y entendían que pasar rato en grupo o en familia en torno al parchís podía ser una gran idea. «Hay que hacer actividades en las que los niños se involucren, que en definitiva son el futuro de la Semana Santa», apuntan.

Este es el objetivo que buscaban en el grupo joven de la Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz, y desde éste decidieron dar el salto y ofrecer su singular parchís a otras hermandades. Muchas de ellas ya les han cedido los derechos de imagen para que puedan utilizar sus escudos y de otras tantas esperan respuesta. «A algunas hermandades les hemos planteado la idea de que si hacen algún concurso o alguna rifa, el premio sea un parchís», destaca Paula, a lo que su compañera Sara añade que además puede ser un regalo «muy especial» para una persona que ama la Semana Santa. 

De hecho, han recibido un encargo de una chica que se lo piensa regalar a sus padres, que ya son mayores, y que pasan muchas tardes jugando al parchís porque les encanta. Lo más curioso en este caso es que cada uno pertenece a una hermandad, por lo que la mitad del tablero lucirá un escudo y la otra mitad, el otro.   

Sara y Paula se encargan de prácticamente todo el proceso de elaboración. Desde el diseño del vinilo con programas informáticos y su pegado en el tablero con una capa de barniz, hasta los nazarenitos que imprimen en resina con una impresora 3D. Estas dos creadoras avisan de que esta idea será efímera en el tiempo, pues una vez que pase la Semana Santa pondrán fin a esta andadura. Quieren que sus parchís calen en la comunidad semanasantera y sean piezas únicas, pero no pretenden alargar esto demasiado porque les roba mucho tiempo de sus quehaceres habituales.

Para una mejor comunicación con aquellos que estén interesados, han abierto su particular escaparate virtual en la red social Instagram (@tuparchisdesemanasanta). Además, han hablado con un grupo de comercios de la ciudad como Heras, Las Camelias u Óptica Notario y con bares como Palace o Las Turbas para exponer sus parchís y así aumentar el público que les conoce.

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