Fernando J. Cabañas

OLCADERRANTE

Fernando J. Cabañas


Necio

30/07/2019

Paseábamos por el barrio más típico de aquella ciudad. Queríamos disfrutar de su ambiente, rincones. Junto a tabernas o tiendas de artesanía, eran numerosos los comercios que vendían recuerdos destinados a los turistas. Atraído por una pequeña figura de barro, sin ser capaz afortunadamente de identificar qué representaba y constatando que en ninguno de sus recovecos se hacía alusión alguna a aquella localidad, decidí adquirirla. Me resultan vulgares los regalitos que indican Recuerdo de…, Mi abuelo me compró esto en… o cualquier cutrez parecida. Aquella pieza reunía los requisitos para que la adquiriese. Al ir a pagar, de repente uno de mis acompañantes se me acercó con un llavero en el que aparecía la bandera de España y con una sonrisa, no sé si calificarla solo de malévola, o además de simplona, me preguntó si no lo compraba. Mi mirada sirvió para hacerle saber que yo calificaba de memez, al margen de falta de respeto, aquella pregunta. «No necesito un llavero ni tengo interés en regalárselo a nadie, pero si así fuese, no tendría problema en comprar uno, dos… o los que me diese la gana». Otra sonrisa suya, más simplona todavía, vino después. Los bobos son así: cada segundo que pasa son más tontos de lo que ya lo eran en el segundo anterior. Hace tiempo que dejaron de preocuparme quienes siendo de mi país sienten recelo a la hora de ostentar los símbolos del mismo no teniendo problema, sin embargo, en ponerse una camiseta con la bandera cubana, un jersey que pone London o unas bragas con las barras y estrellas ¿Trastornos? ¿Superioridad moral basada realmente en complejo de inferioridad? Ni lo sé ni me importa. Además, preguntados por las razones de ese tipo de actitudes o comentarios, una sonrisa de tonto-malo suele ir acompañada de palabras banales y argumentos intrascendentes. ¡Qué esperar de un necio!