Miguel Ángel La Parra(Cuenca, 1974) tomó posesión oficialmente a mediados de mes de su cargo como presidente del Colegio de Enfermería de Cuenca, junto a la nueva Junta de Gobierno de la institución, poniéndose a disposición de todas las colegiadas y colegiados de la provincia para cualquier necesidad que surja durante esta legislatura. Este conquense de 47 años, casado y con dos hijos, estudió el Grado de Enfermería en la UCLM.

¿En esa toma de posesión remarcó el enorme trabajo realizado por los profesionales de la enfermería durante la pandemia, ¿tiene la sensación de que no ha sido lo suficientemente reconocido?

Creo que por parte de la población en general sí ha sido reconocido, es algo que percibimos en la calle y así lo reflejan todas las encuestas de calidad que los Servicios de Salud realizan y donde se nos otorga una nota muy elevada; no obstante, a nivel de la Administración ese reconocimiento generalizado no nos llega de igual forma, baste un ejemplo: en la Comisión creada a nivel nacional para estudiar cómo se ha gestionado la pandemia y la situación generada no fuimos invitados, no se contó con la Enfermería, cuando somos uno de los pilares fundamentales en la asistencia sanitaria. Creo que es algo suficientemente llamativo y evidencia esa falta de reconocimiento a nivel institucional. 

A nivel académico y científico sí gozan de una valoración a nivel mundial y muchos países demandan enfermeros y enfermeras españoles, ¿es el momento de trasladar ese reconocimiento a otros estamentos?

Claro, porque los logros que ha conseguido durante estos años la enfermería española son más que considerables, de hecho creo que en ningún otro país se ha llegado a conseguir el nivel demostrado aquí tanto a nivel académico, como científico. Por decirlo de manera coloquial se nos rifan en muchos países, están deseando contar con enfermeras y enfermeros españoles porque demuestran con creces su gran solvencia profesional.

¿Ese desarrollo debe vincularse con una formación que mantenga su enfoque humanista?

Así es, de hecho una de las cosas que se nos inculca desde el principio en los niveles formativos es esa humanización de la profesión, la vinculación con los cuidados de las personas más allá de lo que es curar, porque la base real de nuestra formación y de la profesión es cuidar a la población.

En su primer intervención como presidente habló de su intención de propiciar la cercanía a los colegiados, ¿qué iniciativas promoverá para llevarla a cabo?

Como Colegio pequeño que somos -actualmente incluye a 1.300 profesionales- una de nuestras mayores virtudes, y algo que debemos defender a toda costa, es el trato cercano a los colegiados y hacer que a ellos les parezca útil nuestra labor a todos los niveles, no sólo profesionales y formativos,  sino de gestión o de presentación de trámites administrativos, incluso a nivel lúdico, porque preparamos eventos que contribuyen a un positivo intercambio de experiencias.

Avanzar en la calidad asistencial y garantizar un ratio de plantilla suficiente imagino que será otro objetivo prioritario, ¿no sería lógico comenzar garantizando la estabilidad en el empleo de los profesionales contratados durante la crisis?

Exactamente, lo que habría que hacer y por lo que hay que luchar y trabajar codo con codo, junto con el sindicato mayoritario de enfermería (SATSE), es conseguir una reducción de la temporalidad y un aumento de las plantillas acordes a la situación de cada población y, sobre todo, equiparar los ratios enfermero-paciente al nivel europeo, porque todo ello va en la línea de lograr mayor calidad asistencial.

¿Cuál es la ratio en la provincia?

Según el informe correspondiente al primer trimestre del año  2020 elaborado por el Consejo General de Enfermería el ratio en la provincia de Cuenca es de 6,32 enfermeros por cada 1.000 habitantes, muy similar a la media nacional, que está en 6,27, y bastante alejada de la ratio europea, que está en nueve.

La realidad que viven los profesionales de la enfermería en una provincia tan despoblada como Cuenca, aquellos que ejercen sobre todo en pequeños núcleos, ¿hace más valiosa si cabe esta profesión?

Sin duda, somos el punto de referencia para la población de muchas localidades, porque en determinadas zonas rurales muy despobladas la inmensa mayoría de los vecinos que viven allí tienen una avanzada edad, muchos son ancianos y tienen patologías crónicas, en esos casos lo esencial es analizar los cuidados a testar, ayudando al paciente y a todo el entorno que le rodea, desde la familia a los cuidadores. En provincias como Cuenca creo que toda la asistencia sanitaria debe pivotar en la Atención Primaria, lo que redunda a la postre en una disminución de los ingresos hospitalarios y en mayor calidad de vida. Insisto que en muchas poblaciones pequeñas el punto de referencia, por cercanía, son los profesionales de enfermería, que prestan una atención integral, por así decirlo. Además, con el tema de la pandemia hemos realizado incluso labores de vigilancia, observando que la población  cumpliera las normas básicas de distancia social e higiene.

Hablemos de competencias, en algunos países europeos las enfermeras realizan consultas en equipos interdisciplinares e incluso llegan a recetar medicamentos ¿es necesario reforzar esa colaboración con la profesión médica en el marco de la Atención Primaria?

Es fundamental. El Real Decreto de Prescripción ya fue aprobado en su momento y me consta que ahora a nivel autonómico se está realizando el desarrollo normativo para ponerlo en funcionamiento.  En el punto en el que nos encontramos se está solicitando a los profesionales de enfermería que hagan la gestión del certificado digital electrónico para poder prescribir  determinadas medicaciones, esperamos que en breves fechas sea una realidad. 

¿Se echa en falta una estrategia coordinada para encauzar esfuerzos tras la pandemia que aún estamos padeciendo?

Creo que en las comisiones que se constituyan para analizar la gestión de la pandemia uno de los puntos a estudiar es si todos los estamentos profesionales involucrados estuvieron bien coordinados para determinar si hubo una gestión correcta. Uno de los pilares fundamentales para superarla en ese sentido ha sido la campaña de vacunación cuyos números son ejemplares, en buena medida por la aceptación generalizada por parte de la población española. En este caso toda esa campaña ha girado en tornos a los profesionales de la enfermería y esos resultados, que están muy por encima de otros países de nuestro entorno, están siendo el punto de inflexión a nivel epidemiológico.

Personalmente, ¿es optimista a corto y medio plazo?

Yo pensaba que la situación sanitaria estaba bastante encauzada, pero en los últimos días han repuntado los positivos y los ingresos en las  UCI, además  los niveles de incidencia aumentan también, espero que sea solo una pequeña inflexión en estas buenas cifras que llevábamos hasta ahora, en cualquier caso creo que esa  elevada tasa de vacunación marcará el futuro de la pandemia.

¿Participan actualmente en los trabajos para avanzar en la renovación del Código Deontológico de la enfermería española?

Sí, de hecho el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, abogó durante su intervención en el acto de mi toma de posesión  por esa modificación, en la que estamos incluidos los colegios provinciales. En esta línea de trabajo se hacen propuestas dentro de la Asamblea de Presidentes y antes de la misma tenemos encima de la mesa numerosa documentación sobre aspectos diversos que atañen a la profesión, con el fin de que podamos hacer alegaciones y participar activamente en ese desarrollo. Por otra parte, se hizo una propuesta  nivel nacional para que aquellos profesionales que cumplieran una serie de requisitos formasen  parte de un Comité Ético, concretamente del Colegio de Enfermería de Cuenca se han presentado dos personas que aspiran a formar parte del mismo.