Mañana, 12 de junio, se celebra el Día Internacional de Tejer en Público. El World Wide Knit en Public Day se inició en el 2005 por Danielle Landes. Lo que comenzó como una forma para que los tejedores se unieran y pasarán un buen rato en compañía de otros se ha acabado convirtiendo con el paso de los años en una conmemoración que se celebra en todo el mundo, en general, y en particular, en la ciudad de Cuenca.
La convocatoria conquense de este año viene de la mano de tres de las mercerías que hay en la capital: ‘Hilarte’, ‘Made by Rebeca’ y ‘Los retales de mi abuela’ y a la misma están convocadas todas las personas que tejen o hacen ganchillo y que ese día quieran hacerlo en público y en compañía de otras amigas y tejedoras en el parque Los Príncipes en horario de 19 a 21:00 horas, según explica Mari Carmen Saiz Arias de ‘Los retales de mi abuela’. El lugar elegido para este encuentro es allí donde la sombra les acompañe y lo único que tendrán que llevar los participantes es la labor en la que estén inmersas en estos momentos.
Mari Carmen Saiz en su tienda imparte talleres de punto o de ganchillo, además de bordado y de punto de cruz. La inscripción se hace mes a mes a partir de septiembre y los grupos con los que trabaja, hoy por hoy, son por el tema de la pandemia de cuatro personas cada uno de ellos, y los hay tanto de mañana como de tarde con una duración de dos horas diarias cada uno de ellos.
Sus asistentes no sólo suelen repetir de un año para otro sino que también combinan varios en su realización. En su mayoría son mujeres con una edad media de 30 años y que se han adentrado en el mundo de la costura bien por otro miembro de su familia o bien vía las redes sociales de modo que, «si vienen al taller de punto, por ejemplo, se le formarán en aquel que quiera o que necesiten en ese momento dado», comenta Saiz.
Lo que hacen, por lo general, lo dedican para ser usado por ellas o por otra persona o para regalar, siendo el chal, la ropa preferida por la que se suelen decantar estas tejedoras, ganchilleras y costureras «simplemente porque un chal te da tanto la opción a hacerlo de formas muy diferentes como a usar muchos puntos variados y muchos calados y a aprender mucho».