«Busco un producto cuidado sin renunciar al entretenimiento»

V.M.
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Altea Cantarero obtiene una gran acogida con su primera novela, 'Ogro'

Altea Cantarero firma ejemplares de su novela. - Foto: Marisa Mestre

La escritora alicantina de origen manchego Altea Cantarero - pseudónimo con el que firma y prefiere darse a conocer-  presentaba recientemente en la Feria del Libro Cuenca Lee, su primera novela, Ogro, que se ha colado entre el top 20 de Mejores Libros de Suspense.

Es su primera novela, pero anteriormente había publicado algunos poemarios; ¿desde cuándo se dedica a la escritura?

Escribo desde que tengo memoria, pero Ogro es mi primera novela y marca para mí el inicio de una nueva etapa, a través de este género que había considerado siempre «de madurez». Con esta novela negra deseo llegar al gran público, tratar de ofrecer un producto literario cuidado sin renunciar al más puro entretenimiento que todo el mundo buscamos cuando abrimos una obra de misterio.

La obra ha recibido muy buenas críticas y ha sido distinguida en varias selecciones de novela negra; ¿qué referencias ha tenido de autores del género en su elaboración? 

Siempre digo que soy muy promiscua en mis lecturas, ya que he disfrutado igual a Stephen King que a Dostoievski… Si bien podría decirse que me he inspirado en autoras contemporáneas de noir nórdico, por ejemplo, como Läckberg o Mankell, o tradicionales del género como mi adorada Agatha Christi. Sin duda también me ha influido mucho en el tratamiento de los temas la alta literatura de autores como Lessing (con sus atmósferas), Yourcenar o McCarthy, en su obsesión por las inquietudes morales universales o el perfilado del mejor lenguaje.

Sitúa la acción en Cuenca, una pequeña ciudad de provincias, en la década de los años 60 del pasado siglo, ¿es también el retrato de una época un tanto claustrofóbica?

Sí, por supuesto, de hecho la sensación de cerrazón y claustrofobia es crucial en la trama (se ha llegado a decir que Ogro es una novela sobre el silencio, el silencio en tantas formas, y las extrañas rebeliones contra él), pero no solamente, ni tampoco desde una mirada política determinada. Hay claustrofobias y opresiones universales, sea cual sea el entorno social y político, que nos atraviesan de formas singulares, y de eso también trata la novela; por ejemplo en relación con la experiencia de mujeres en distintos lugares existenciales.

Incluye también buenas dosis de crítica social...

En cierto modo sí, hay críticas más o menos manifiestas a varias de esas opresiones que menciono, por supuesto políticas en lo más flagrante pero no solo: también se trata mucho de esas opresiones íntimas, muy ligadas a formas de sometimiento que van mucho más allá de un sistema político concreto. La novela no se presenta como un tratado político-ideológico, en ese sentido, aunque sin duda el elemento social está presente y se deja notar de diversas formas, siempre a expensas del misterio de la trama, subordinado a él. Porque, insisto: el principal objetivo de la historia es entretener, hacer pasar un buen rato a la persona que abre el libro. Yo misma busco eso en mis lecturas de cada día.

En esa investigación, ¿convergen tramas paralelas?

Sí, en efecto, hay varias tramas paralelas que van enredándose con la historia principal, haciéndola más compleja de lo que parece en un inicio; como es típico de las novelas negras y de misterio, Ogro va enredando al lector, a la lectora, en una situación donde, al fin, pocas cosas son lo que parecían al inicio, y constantes giros nos van llevando por los vericuetos más sinuosos del alma humana… en lo más bello, a veces, y en lo más horrendo también. 

¿A qué atribuye la revitalización que está experimentando el género en los últimos años?

Creo que, en realidad, el género negro nunca ha dejado de apasionar: el espíritu humano está hecho para esa entusiástica y afanosa búsqueda de nuevos cuentos, nuevas historias que nos hagan soñar «al amor de la lumbre», cuando se acaba el día, se agota la vida cotidiana, y necesitamos algo más, porque la vida no nos basta, como decía Pessoa. En esa necesidad de historias imaginadas, los cuentos de misterio siempre se han llevado la palma, tal vez a partes iguales con los de amor, y aunque los mejores seguramente sean los que mezclan ambos… ¡ Qué mayor misterio universal que el amor humano!

La investigación del caso se apoya en unos protagonistas bien definidos, con fuerte personalidad y rasgos de carácter marcados, ¿de dónde bebió en ese sentido?

Como señalaba antes, y entre un mundo gigante de influencias que nunca podría llegar a acotar, creo que autoras como Camilla Läckberg, Agatha Christie o el maestro Henning Mankell –entre otros- me han influido en el gusto por el recreo de atmósferas cotidianas donde personajes reales, más allá de los hechos concretos de la trama (aunque sin olvidar esta nunca), nos muestran su fragilidad, su vulnerabilidad, pero también su tremenda fortaleza.

¿Algún otro proyecto en marcha?

Ogro es la primera parte de una trilogía, titulada Trilogía del Ogro: Cuentos de viejas. La segunda parte, ya en elaboración, se titulará Al amor de la lumbre y continúa, en el mismo contexto y con los mismos protagonistas, con una trama que queda abierta en la primera parte, que se presenta justamente al final.