Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Tamara

02/12/2021

Tamara Falcó debería existir siempre aunque solo sea porque haya sido la única capaz de poner a la derecha en la izquierda y a la izquierda en la derecha. El revuelo montado a cuenta de la inclusión del logo de Castilla-La Mancha en su fiesta de cumpleaños da cuenta de ello, aunque para mí que el personal tiene la piel muy fina. Mecano llevaba toda la vida cantando aquello de 'En tu fiesta me colé' y para una vez que los pobres nos metemos en las fiestas de los ricos, van y lo critican. Tamara se ha vuelto una influencer de primera y según me cuentan los que de esto saben, el impacto que genera en redes la inclusión de nuestro logo no es nada desdeñable ni baladí. Recuerdo en Farcama que Ana Samper, que lleva el turismo en la cabeza, nos lo explicó perfectamente. La hija de Carlos Falcó participó en varias visitas a la feria y otros lugares de la comunidad autónoma para promocionar la artesanía, costumbres, rincones y gastronomía de la región. No sé qué hay de malo en ello cuando vemos a Otegi patrocinando la paz en las cárceles. La crítica desaforada y por la crítica pierde su esencia y la deja caída en la irrelevancia.
Se quejan el PP y otras voces respetables de que mientras, la cultura agoniza en Castilla-La Mancha. La situación, ciertamente, no es fácil para tantas compañías que lo han pasado fatal con la pandemia, pero mezclar el culo con las témporas es la mejor solución para el populismo y la demagogia. Tamara celebra su cumpleaños y millones de personas la siguen en redes. ¿Qué quieren que hagamos con ello, abrirnos las venas? La digitalización también ha traído estas cosas y estos fenómenos nuevos. Los mismos periodistas estamos mirándonos el culo y el ombligo con este Ibai Llanos que ha nacido en el You Tube. Qué más me da si es periodista o no, cuando consigue lo que el resto no puede. En vez de largar tanto, compañeros, un poquito de reflexión.
Tamara tiene bula porque su padre modernizó y prestigió hasta el extremo nuestra vitivinicultura. No fue el único, sin duda, pero Carlos Falcó está entre los grandes de nuestra hornacina. La participación de Tamara en realities y su aire de pija no han hecho más que aumentar el aura cándida de sus intervenciones. Cuando dice que se quiere meter a monja, nos pone como una moto. Pero es que la vida es así, irresoluble, canalla, contradictoria y dicharachera. Aquí cualquiera se enfada por nada.
Frente a Tamara Gorro, la mala o la buena, que ya no me acuerdo quién es cada una, yo me quedo con esta. Su madre además no lleva una plancha en el bolso para pegar a nadie, sino que es la mujer más hermosa de los últimos decenios. Recuerdo todavía  con asombro cómo Paco Umbral confundió a Isabel Preysler con una chica filipina del servicio, allá por los primeros ochenta. Lo contaba en La década roja, donde retrató con metáforas impagables los años de la pana y Cuatro Caminos. La cultura no se salva ni se muere por un patrocinio o una promoción; es más, el objetivo de estos últimos debe ser la mayor difusión posible y eso la campaña lo ha conseguido. Ya me gustaría a mí ir de cotillón en Nochevieja con Tamara y salir en la foto con una copa de champán, pero creo que no estoy a la altura, aunque ella es bajita como yo. En realidad, somos envidia como azufre y plomo en las alas, igual que el aire de la mañana se levanta y respira. Tamara, amor, la próxima tú y yo sin fotógrafos, por favor.