Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Mentira sobre mentira y traición sobre traición

09/12/2022

La desoladora secuencia de los hechos de España se reproduce cada semana. Mentira sobre mentira y traición sobre traición. La anterior fue la luz verde a la sedición. El golpismo separatista, ya indultado, tiene ya en marcha una ley a la carta para poder volverlo impunemente a intentar. Esta pasada, Sánchez proclamó que la oposición estaba fuera de la Constitución, en la que incluyó como honorables defensores de la misma a los filoetarras de Bildu que llevan desde que era neonata, intentándola, y no es metáfora, dinamitar, a los separatistas de todo pelaje y a la extrema izquierda que la considera un sucedáneo franquista y la tilda de 'Régimen del 78'.

En ésta que ahora viene toca 'liberar' la malversación. Que era la presunta línea roja que había quedado sin traspasar la semana anterior. Se resume, y para que nos entendamos, en que según quienes y para qué, se puede robar. Porque malversar es trincar dinero público y emplearlo en lo que al ladrón le da la gana.

Ya están en marcha, claro está, la humareda y la nueva impostura. El vocerío mediático y propagandístico para ocultar la realidad que suele concluir en una nueva e imaginaria línea roja. La de perdonar la malversación es de aurora boreal. Han salido las ministras, son las que salen generalmente para este menester encabezadas por la de Puertollano, para proclamar que sí, que esa enmienda para exculpar a ladrones de nuestro dinero común va a ser que sí, pero con una gran condición, que «ni un paso atrás contra la corrupción». Están hechas unas Romanones y en aquello que el conde venía a decir: «Cuando yo digo nunca y jamás, es que es jamás y nunca, o sea, que por ahora y por esta tarde, no».

Ésa es la constante y la seña de identidad en todas y cada una de las situaciones y desde aquel mismo día en que Sánchez juró y perjuró a los suyos y a todos los demás que él jamás, nunca y más, hasta 20 veces, jamás cometería tales iniquidades. Lo mismo hicieron una purrela de adláteres que clamaron indignados ante la sospecha de que aquello no iba a ser respetado y que de inicio se ocultaba la intención y la verdad.

Y en todas y cada una de las situaciones se ha sucedido el ritual. La negación encampanada, primero, la perpetración del engaño, después, y la consumación de la traición, como final. O sea, poquito a poquito para metérnosla doblada. Y en todas, también, han salido los corifeos, los que indignados nos regañaban por temérnoslo diciendo que no, que éramos nosotros los equivocados. El presidente del senado Ander Gil y el presidente de Extremadura Vara son en esto consumados actores.

Y en todas y cada una de las escenas tampoco han faltado ni faltarán en las que vienen, los del pellizquito, el gesto de asquito y el «yo no soy como él». Pero se quedan, cuando se quedan, en un decir, y en casa, que en cuanto les llaman o van a Ferraz se quedan o vuelven mudos, muditos o como Lambán, que se mete la lengua que sacó a pasear donde le han ordenado que se la meta y que suele oler mal.

¿Y qué quieren que les diga? Pues que ya no va más, que han perdido toda credibilidad en sus desmarques y que, a los hechos hay que remitirse. Son y están en el mismo saco que quienes se rompen las manos a aplaudir. O quizás en uno peor, al menos los adictos a Sánchez dicen que lo son. Si algún día Page pasa de la palabra al hecho, se le podrá creer.

Lo que ahora se vislumbra, en estas prisas y urgencias para completar la ristra de socavones y voladuras a la Constitución y a la Justicia a gusto de sus declarados enemigos, es un todavía más perverso cálculo electoral que además nos afecta a todos, porque su fundamento es que cuentan nuestro olvido, desmemoria e imbecilidad.

La carrera en que están metidos para completar la operación, a trompicones y llevándose lo que sea por delante, no tiene otra razón. Saben que lo que hacen es una barbaridad, que va contra el Derecho y los derechos ciudadanos de los españoles, contra su soberanía y dignidad y que es rechazada por una gran mayoría de ellos. Lo saben, pero creen, y puede que con razón, que, si lo consuman ahora, luego y con la suficiente propaganda y machaqueo de consignas y mentiras para convertirlas, por repetición, en verdad, esto lo habremos olvidado y sus malos hechos, mentiras y traiciones no les afectarán cuando vayamos a votar. Y en eso, están toditos, todos, juntos también.