Lo que hará Suecia… y lo que le tocará a España

SPC
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El país nórdico asume la Presidencia de turno de la UE con grandes retos agrarios, aunque será nuestro país el que tendrá que culminar iniciativas

Lo que hará Suecia… y lo que le tocará a España

En enero de 2023 y hasta junio, Suecia sustituye a Chequia en la Presidencia de turno de la Unión Europea (UE). Eso significa gestionar los debates de los ministros, la agenda de las reuniones, intentar encontrar compromisos en los dosieres, establecer prioridades... Suecia asume la Presidencia en el contexto de la guerra de Ucrania: consecuencias para las economías de la UE, precios de la energía, inflación, alimentación, etc. La gestión de estos efectos será primordial. Según su programa de trabajo, las prioridades en materia agraria serán numerosas.

Una de las consecuencias principales de la invasión rusa de Ucrania es su repercusión en la agricultura y alimentación en la UE: incremento en los costes de producción, inflación... La producción agraria y la soberanía alimentaria serán los ejes de la Presidencia en agricultura. También está en la agenda trabajar para llegar a la neutralidad climática en 2050 fomentando al mismo tiempo la competitividad, la producción agraria, la salud y el bienestar de los europeos. La implementación del Pacto Verde será el asunto más importante en cuanto a los dosieres a gestionar, que no son pocos.

En primer lugar, el Ministerio sueco de Agricultura deberá estar atento a que la volatilidad de los mercados provocada por la guerra no afecte a la producción agraria y la soberanía alimentaria en la UE. En este sentido, el seguimiento de los costes de producción como combustible, fertilizantes, electricidad y pienso serán prioridad.

También tendrán que abordar la propuesta de la Comisión Europea concerniente a las indicaciones geográficas. Esta proposición, publicada en abril de 2022, intenta adaptar el régimen DOP, IGP y ETG a la estrategia 'De la granja a la mesa' introduciendo criterios de sostenibilidad, entre otras cuestiones (dando mayor protagonismo a las asociaciones de productores). Actualmente el dosier está siendo discutido en el Consejo y Parlamento Europeo y Suecia quiere llegar a un acuerdo del Consejo en su Presidencia pasando los trílogos a la Presidencia española.

El etiquetado en origen es otro tema que Suecia tendrá que tratar. La Comisión contempla establecer la obligación del etiquetado en origen en más productos de los que actualmente la legislación establece, como la materia prima de algunos alimentos transformados (leche, tomate, etc.). Relacionado con este asunto, la Comisión plantea cambios en la definición de las fechas de caducidad y de consumo preferente de los alimentos, tanto en la terminología como en el aspecto visual en los envases, de manera que se contribuya a reducir el desperdicio alimentario. El etiquetado frontal de los alimentos es otro punto espinoso, pero no se esperan grandes movimientos en la Presidencia sueca. Será la española quien gestione el inicio del debate en el Consejo.

Muy importante para el sector es la propuesta de regulación de uso sostenible de pesticidas. Se está a la espera de más datos sobre el impacto económico y en la producción de alimentos de esta medida (ya que el estudio realizado por la Comisión fue hecho antes de la Guerra y no tiene en cuenta sus consecuencias). La Presidencia sueca gestionará el seguimiento del proceso legislativo ya iniciado en el Consejo y Parlamento Europeo, compatibilizándolo con estos nuevos datos que la Comisión debe suministrar en seis meses como máximo. Lo cierto es que será la Presidencia Española quien tenga mayor implicación en este dosier intentando llegar a un acuerdo del Consejo en el segundo semestre de 2023. El uso de fitosanitarios en las zonas sensibles y la metodología del cálculo de reducción serán los temas más políticos en el Consejo.

Otra cuestión que se debe abordar son las normas de comercialización, cuya revisión se debate ahora entre la Comisión y los estados miembros. Se quiere adaptar a la estrategia 'De la granja a la mesa' y aprovechar para modificar ciertos aspectos. La Presidencia sueca no podrá lograr acuerdo del Consejo por falta de tiempo y será también labor de España en el segundo semestre de 2023.

 

Nuevas variedades.

Otra materia muy sensible para los agricultores es la propuesta legislativa de nuevas técnicas de reproducción genética. En 2018 el Tribunal de Justicia de la UE sentenció que las nuevas técnicas de reproducción genética CRISPR deben ser reguladas bajo la normativa de los Organismos Modificados Genéticamente (OGM), lo cual hace prácticamente inviable la obtención de nuevas variedades para que se adapten mejor al cambio climático, a las sequías o al calor y que, además, mantengan o aumentan el rendimiento. Tras esta sentencia, la Comisión elaboró un estudio de evaluación en 2021 sobre la viabilidad y potencial de estas técnicas y su compromiso de presentar una propuesta legislativa, que se espera para el primer semestre de 2023. Hay mucho debate político al respecto, ya que ONGs y algunos grupos políticos están en contra de estas técnicas considerándolas OGM. Sin embargo, la Comisión y muchos estados miembros fían a esta propuesta el fomento de la producción agraria y la viabilidad económica de los productores para hacer frente a las consecuencias de la estrategia 'De la granja a la mesa' (bajada producción, mayores costes, etc.). La Presidencia sueca tendrá poco tiempo para promover el debate en el Consejo y tendrá que ser España en su turno, una vez más, quien intente llegar a un acuerdo en el Consejo o en su caso avanzar todo lo posible en el debate.

También está colgando una propuesta de la Comisión para la revisión de la legislación de semillas y material de reproducción. Había intención de presentar un proyecto legislativo a finales de 2022 pero, al igual que otros asuntos, va con retraso. La legislación actual cuenta con 11 directivas, específicas para cada tipo de cultivo, estableciendo catálogos comunes de variedades y requerimientos sobre la producción y comercialización de las mismas, al igual que métodos de inspección y certificación. El objetivo de esta propuesta es alinear requisitos y definiciones comunes, y fomentar la innovación y el uso de nuevas tecnologías. Suecia tendrá poco margen de maniobra para avanzar en este debate y será también España quien deba de progresar.

Estos son algunos de los temas más importantes que deberá afrontar la Presidencia sueca de la UE en materia agraria, pero no las únicas. Les queda mucho trabajo por delante y, como se prevé, España tendrá que culminar muchas de las acciones que queden a medias antes de las elecciones al Parlamento Europeo del año que viene.