Vuelve la señal de la cruz a Belinchón

RIÁNSARES L.C.
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La iglesia de San Miguel Arcángel se ha convertido en la primera de la Diócesis de Cuenca en instalar un dispensador de agua bendita para que los fieles puedan de nuevo persignarse.

Vuelve la señal de la cruz a Belinchón

Una vecina vio por la televisión que un grupo de emprendedores españoles había encontrado la solución para que los fieles de la parroquias pudieran volver a hacer la señal de la cruz sin riesgo de contagio y se lo comentó al alcalde, que  se implicó en devolver la posibilidad de realizar este tradicional gesto a sus paisanos. Así es como la iglesia de San Miguel Arcángel de Belinchón se ha convertido en la primera de la Diócesis de Cuenca en instalar un dispensador de agua bendita automático que permite recuperar la acción de santiguarse, que siguiendo las recomendaciones higiénico sanitarias se perdió hace un año para evitar contagios.

«No está muy extendido aún, me puse en contacto con la empresa, AquaSanctus y, tras hablarlo con el párroco, el Ayuntamiento realizó un donativo de poco más de 590 euros», cuenta el alcalde belinchonero, Jesús López, que hace hincapié en que se trata de una inversión pequeña, pero que está siendo muy valorada por los vecinos. «Creo que la gente necesita de esos sacramentales porque lo ha hecho toda la vida, se suprimió, pero se ha encontrado una alternativa y la aceptación está siendo muy buena», comenta el cura, Germán Jiménez.

Una semana lleva instalado a la entrada del templo, junto a la tradicional pila, el dispensador,  por el que cada fiel recibe directamente en sus manos el agua bendita necesaria para santiguarse sin necesidad de que su piel entre en contacto con ninguna superficie, minimizando así el riesgo de contagio. 

primeras reacciones. «Qué alegría, agua bendita para volver a hacer la señal de la cruz después de un año», señaló el pasado domingo una de las aproximadamente 35 personas que de media acuden a misa los fines de semana a la iglesia de Belinchón. 

«Ahora es una novedad, al verlo no sabían cómo funcionaba y, por inercia, muchos se frotaban las manos con el par de gotas que caían en vez de santiguarse, al estar más acostumbrados a los dispensadores de geles desinfectantes de manos», apunta el párroco, que detalla la sencillez del mecanismo. Tiene un pedal en la parte inferior, que cada persona puede activar para recibir directamente en sus manos la cantidad necesaria de agua bendita, que se ha establecido en dos o tres gotas, para poder volver a persignarse en  época de pandemia. 

Este invento de AquaSanctus, que ya ha conquistado templos emblemáticos como los santuarios de la Virgen de Fátima (Portugal) y Lourdes (Francia), y en España de provincias como Toledo, Madrid, Valencia, Castellón o Alicante, pretende solucionar el problema que tiene la Iglesia a nivel mundial al no poder dispensar a sus fieles el agua bendita como antes. «El que más o el que menos, aunque no lo reclamen, lo echa de menos, por lo que imagino se irá extendiendo a otras iglesias de la Diócesis», pronostica Jiménez. «Esta situación ha venido para quedarse tiempo y creo que a través de diferentes mecanismos muchos más se lo plantearán», coincide López.

crecimiento en pandemia. Además del donativo para el dispensador de agua bendita, la inversión del Ayuntamiento en medidas extraordinarias para luchar contra la Covid-19 ronda los 10.000 euros. Al refuerzo de la limpieza de instalaciones públicas, como el colegio, sobre todo al principio cuando había más desconocimiento sobre la propagación del virus, hay que añadir que en el último año en dos ocasiones el Consistorio belinchonero ha repartido mascarillas, cinco para cada vecino más gel hidroalcohólico al principio, y diez en la pasada Navidad.

«Al inicio de la pandemia falleció una persona en la residencia y fue un caso que impactó mucho, luego ha habido vecinos contagiados, que lo han pasado en casa, dos o tres ingresados, pero no ha habido un brote potente en el pueblo», explica Jesús López desde Belinchón, que por primera vez en 41 años ha logrado superar la cifra de los 400 censados, dado que nuevas familias se han empadronado a raíz de la pandemia, bien de alquiler u ocupando segundas residencias a las que antes acudían ocasionalmente, sobre todo desde Madrid.