Las gasolineras exigen que las 'low cost' cumplan con la ley

J. López
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Las asociaciones de estaciones de servicio de Castilla-La Mancha demandan al Gobierno regional que implante el decreto que regula la distribución al por menor de carburantes y combustibles de automoción

Las gasolineras exigen que las ‘low cost’ cumplan con la ley

Las personas de mayor edad recordarán que hace unos años, a la hora de echar gasolina en una estación de servicio, eran despachados por un atento empleado. El gasolinero se encargaba de limpiar la luna de mosquitos o sacarle brillo a los espejos y, de paso, revisaba las ruedas por si le faltaba aire a alguna. Como agradecimiento, era común dejar una pequeña propina. Nada de esto sucede ahora, los surtidores modernos prefieren prescindir del personal para abaratar costes y ofrecer el precio del litro de gasolina o gasoil más económico para atraer a más clientes.

Además, desde que la nueva Ley de Hidrocarburos apareció en 2013, las gasolineras low cost se abren paso en el mercado fluctuante de los carburantes. Eso sí, hay que bajarse del coche, elegir el combustible, coger la manguera, llenar uno mismo el depósito y pagar con tarjeta en el datáfono del surtidor, sin que medie al menos el ‘buenos días’ del dependiente.

Las nuevas estaciones de servicio que llevan la etiqueta de ‘bajo precio’ siguen haciéndose un hueco en el mercado del combustible. Tienen un tamaño más reducido para despachar que el de otras estaciones, no hay personal, su ubicación suele estar cercana a centros comerciales y el precio del litro es varios céntimos más barato. El cliente busca llenar el depósito y que se note en la factura. Quizá esa sea la principal razón para que proliferen, puesto que en los dos últimos años se han puesto en marcha más de 140 estaciones desatendidas en Castilla-La Mancha. 

Normativa. Las asociaciones regionales de empresarios de distribuidores de gasóleos y de estaciones de servicio creen que se está incumpliendo el decreto regional que regula la distribución al por menor de carburantes y combustibles de automoción en instalaciones de venta al público. La normativa, de 2005, obligaba a contar con personal para poder operar y, además, disponer de aseos. No obstante, la Secretaria General de la Consejería de Sanidad emitió hace un año el nuevo proyecto de decreto para las instalaciones de suministro a vehículos de carburantes y combustibles líquidos o gaseosos o cualquier otro tipo de energía en Castilla-La Mancha, que obliga a a las estaciones a disponer de cámaras de videovigilancia, un sistema de incendio automático o tener al menos un empleado para atender los aseos públicos. Lo cierto es que pocos surtidores se han adaptado.

La Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cuenca (Asemescu) también exige al Gobierno regional que se implante definitivamente el nuevo decreto. «Es algo por lo que hemos luchado mucho y desde la Federación regional,  me consta, se han hecho unos esfuerzos importantes. Hay que dar salida al decreto ya, puesto que desde las gasolineras low cost, que tienen sus propias asociaciones, no paran de luchar por lo contrario», dice el presidente Miguel Celdrán, quien subraya que «los empresarios y los sindicatos se han unido para defender un servicio de calidad».

El representante del sector de las gasolineras, que en la actualidad cuenta con más de 30 asociados, cree que si las estaciones desatendidas cumplieran con la legislación que se pretende implantar «sería antieconómico montar una, pero no se obliga a su cumplimiento y el camino que lleva es que cada día haya menos exigencias». No sólo se destruirán puestos de trabajo sino que, advierte, «se irá a los automatismos, y la diferencia es que ninguna máquina puede igualar a una persona en cualquier situación que se pueda plantear».

Celdrán cree que el modelo de negocio que se está creando a través de la legislación y de las obligaciones de las directivas europeas «está abocando al empresario de estaciones de servicios a buscar gasolineras autoatendidas o sin empleados. Esto, al final, es un negocio y están haciendo que sea más lucrativo bajar un par de céntimos el producto para el consumidor final». 

No obstante, recuerda que las estaciones de servicio de Asemescu dan un servicio que «va más allá de repostar carburante. Son puntos de referencia para turistas y conductores. En ocasiones, nuestros empleados evitan accidentes porque, por ejemplo, revisan si un coche pierde aceite».

Además, recuerda la peligrosidad que puede conllevar para la población dejar una estación de servicio que esté dentro de un núcleo urbano totalmente desatendida «con lo que eso conlleva. ¿Imagínese que una persona con mala intención prenda fuego en un surtidor? De que alguien se entere ya no habría forma de pararlo», se cuestiona. 

Además, considera que las diferencias en el precio de venta al público entre una estación de servicio convencional y una desatendida «puede ser de cuatro céntimos como mucho y eso puede servir para crear entre tres y seis puestos de trabajo, dependiendo de cómo sea la estación».

Sin embargo, el presidente del colectivo de gasolineras cree que las low cost «no son el mayor problema de la provincia. A las estaciones de servicio rurales se les está perdiendo la pista. Se les ha dejado caer en el olvido y cada día echan el cierre más».

Precisamente, Asemescu celebrará el 27 de septiembre en Finca La Estacada de Tarancón una convención en la que estarán presentes representantes de estaciones de servicios de toda España, juntas directivas, autoridades y ponentes que expondrán las nuevas tendencias tecnológicas, caso de la venta de luz, o todo lo que tiene que ver con obligaciones medioambientales.