Francisco Javier Martínez

CARTA DEL DIRECTOR

Francisco Javier Martínez


Reminiscencias del siglo XX en el XXI

12/02/2021

Desde hace décadas, la provincia de Cuenca lucha con denuedo por hacerse oír ante las administraciones públicas. Sí, esas mismas, que proclaman a los cuatro vientos su compromiso con el medio rural, pero que año tras año dan una bofetada en la cara a todos esos territorios que se encaminan hacia la despoblación total. Un ejemplo claro son los Presupuestos Generales del Estado que, salvo cuando se trata de infraestructuras importantes, como una autovía, se olvidan de estos pequeños municipios y ciudades en decadencia. Y Cuenca está en ese grupo de territorios que lucha contra su destino sin más ayuda que la de sus habitantes que se empeñan una y otra vez en sobrevivir contra los elementos que surgen a su paso.
En las últimas semanas tenemos un claro ejemplo de lo que ocurre. Desde la gran nevada del siglo, causada por la borrasca Filomena, la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia interrumpió su tráfico. La causa fueron los destrozos que el temporal hizo en la infraestructura férrea, con caída de árboles, deslizamientos de tierras... Un mes después sólo hay tráfico en el tramo comprendido entre Valencia y Utiel y entre Madrid y Aranjuez, es decir, las cercanías de las dos grandes ciudades de la línea. El resto de población no importa, parece que son tratados como de segunda categoría, porque el servicio cumplió ya un mes suspendido. Una de dos, o hay pocos efectivos en la reparación del trazado ferroviario o no existe una intención clara de ponerla en funcionamiento lo antes posible. Todos estamos de acuerdo en que la línea quedó obsoleta y abandonada a su suerte desde que funciona la línea AVE Madrid-Valencia, pero cumple con un objetivo social de primer orden.
La clase política de este país realiza día tras día un ejercicio de hipocresía con el medio rural y toda la sociedad se lo permite. Recuerdo cómo en la última campaña de Elecciones Generales a los candidatos se les llenaba la boca con el compromiso por el mundo rural y su apuesta decidida por sacar a amplias áreas del país del ostracismo al que se vieron abocadas durante décadas. Los políticos visitaban granjas y acariciaban a los animales, se subían en tractores o acudían a cooperativas agroalimentarias para hacerse una fotografía bonita. Hoy, ninguno de esos políticos nacionales se interesó por el cese del servicio ferroviario entre Madrid y Valencia, con parada en Cuenca. Es más, me aventuro a decir que ninguno conoce la situación, pero no son sólo los culpables de la situación. Los representantes de Cuenca en el Parlamento deben hacerse oír y reclamar la supervivencia y mejora de esta línea férrea y no sólo dedicarse a apretar un botón cuando se lo ordena su partido político.
Sólo queda el movimiento ciudadano para reivindicar la reapertura de la línea ferroviaria y cogió la bandera la plataforma Manifiesto por Cuenca, junto con alcaldes y el presidente de la Diputación, Martínez Chana. Esperemos en que puedan conseguir que de nuevo vuelvan a circular los trenes y, ¿por qué no?, mejorar la infraestructura con el objetivo de que el tren deje de ser un rescoldo del desarrollismo del siglo XXpara pasar a ser una realidad viva del siglo XXI.