"La ironía permite un distanciamiento"

José Luis Enríquez
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'Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)' es el título del primer libro de de ficción que publica el historiador y profesor de Periodismo en el que propone un inteligente juego en el que derrocha talento, elegancia y dosis de sarcasmo

Pepe Reig es escritor, profesor de Periodismo en la Facultad de Comunicación e historiador - Foto: Pepa G.

Jugar con el lector mediante trucos mentales es la propuesta de Pepe Reig ( Almoradí, Alicante, 1957) en su primer libro de ficción. Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos) es el título de este libro publicado por la Editorial Mankell en el que Pepe Reig da rienda suelta a su imaginación contando lo que pasa por su cabeza cuando le ocurren cosas. Fiel a sí mismo, con temas universales de fondo y el compromiso de la búsqueda de la verdad, como bien saben sus alumnos de la Facultad de Comunicación del Campus, Pepe Reig sorprende con un libro cargado de talento e ironía que presenta este miércoles en la Sala Acua (19,00 horas).

¿Cómo nace Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)?
Esto empieza hace mucho porque siempre he escrito pequeños relatos, pensamientos narrados, pero con más intensidad conforme me he ido haciendo mayor. Hace un año cuando me diagnosticaron la enfermedad aún aceleré más porque me apetecía hacer algo con esto. Lo que habitualmente hacía era mandarle relatos a algún amigo o amiga que me interesaba puntualmente que me diera su opinión. Con eso me consideraba pagado porque ya tenía un pequeño público. Pero luego me entró la cosa de que quizá todos esos relatos juntos conformen algo que tenga interés. Y las primeras opiniones me han animado a creer que a alguien le guste. Por eso mi actividad principal estos meses fue homogeneizar el material para un libro que creo que al final tiene entidad.

¿Por qué son "aproximadamente 100 relatos" y no 100?
Porque son 99, pero tengo la teoría de que los 99 juntos forman también un relato y eso completa el 100. 

En la sinopsis se puede leer que no es exactamente un libro de relatos. ¿Se retroalimentan unos a otros?
Los relatos no son muy fácticos, no están centrados en contar un hecho. A partir de un hecho o una cosa que ha sucedido o me he inventado estoy en realidad hablando de otra que me preocupa. Como no soy un verdaderos escritor lo que hago es que cuando algo me sugiere una historia la cuento pero no puedo evitar que salgan por los poros de la historia cosas que me preocupan, me atormentan, me interesan o me estimulan. En realidad, parece que estoy hablando de algo pero acabo hablando de otra cosa. 

¿Plantea trucos mentales para que piense el lector?
Juego mucho con el pensamiento. En cierto modo es aquello que se me pasa por la cabeza mientras cuento una historia. Siempre son cosas cruzadas. Casi todos son relatos breves, salvo alguno que es un poco más largo, que concentro mucho porque soy perezoso y no me meto en descripciones largas ni cosas así. Voy directo a la sustancia del asunto y trato de conectarlo con esa otra historia que tengo en la cabeza. 

Son relatos elegantes, sofisticados pero cargados de una fina ironía. ¿De algún modo se puede decir que si existe el toque Lubitsch existe el toque Reig?
Diría que sí porque si no me aburro. Si no le pongo un poco de distancia irónica si no me río un poco de las cosas, incluso de las tiernas o trágicas, me aburro y me saldría un tono solemne. De alguna manera es un truco para evitar la solemnidad e introduzco una visión un poco sarcástica o irónica, que es como yo veo las cosas. Cuando me veo contemplando mundo y actuando en él siempre me parece que si no añadimos eso es demasiado trágico. Al mismo tiempo la ironía permite un distanciamiento y te da permiso para hablar de cosas que quizá son delicadas.

Hasta ahora había escrito ensayos y también microrrelatos. ¿Se siente a gusto con este salto?
No es que haya dado un salto porque siempre he escrito microrrelatos mientras escribía ensayos. Por mi trabajo académico hice una tesis doctoral sobre la Opinión pública y la comunicación política durante la Transición y todo mi trabajo de investigación ha ido dirigido al estudio del espacio público, donde se producen los grandes debates de la sociedad. Es lo que siempre investigo y publico. Pero mientras hago eso también hago relatos en los que cuento no exactamente lo que me pasa, sino lo que pasa por mi cabeza cuando me pasan cosas. A mí las cosas que me pasan son normales, las que le pasan a todo el mundo, pero quizá las que me pasan or la cabeza no son tanto, y esas son las que cuento.

¿Qué influencias tiene en estos relatos del libro? ¿Borges o Kafka, por ejemplo?
Cuando hablamos de influencias siempre se tiene el peligro de ser pretencioso. Como no soy escritor, acorgerme a una influencia sería como reivindicarme como escritor de fuste. No lo soy. Pero... ¡claro que tengo influencias! Me encanta Borges. Creo que es el tipo de relato que me estimula porque siempre contiene pensamiento. Me encanta Boris Vian porque es el tipo de descripción de la narración del caos que a mí me intera, es decir, qué ocurre cuando todo está desordenado. Me interesa Cortázar porque tiene la capacidad de sintetizar con elegancia procesos complejos que en realidad sólo se dan en la mente. Todas esas son ifluencias que he tenido porque leo continuamente a esta gente. Cuando Borges murió sin que le dieran el Nobel me sentí personalemente indignado porque me parecía que era quien más lo merecía.

Y este libro es una inmejorable manera de homenajearle...
Pues sí. Mucho de lo que yo escribo se inspira, aunque sea torpemente, en él. Pero se inspira en esa forma elegante de Borges de contar cosas que en realidad transcurren en la mente. 

Estos trucos literarios de los relatos también los aplica, de alguna manera, a la docencia en sus clases de Periodismo. ¿Es así?
Hay una cosa que me obsesiona como profesor de Periodismo. Cuando yo empezaba, que no se hablaba de la posverdad ni de las fake news de modo tan masivo como ahora, lo que me preocupaba es que el periodista tiene que ser competente en la búsqueda de la verdad. Su compromiso no es decir siempre la verdad, sino buscarla y contar cosas sobre qué ha encontrado cuando buscaba la verdad. También me preocupa que el publico distinga cuándo le cuentan cosas con compromiso de verdad y cuándo le cuentan mentiras.