La Sala de Exposiciones del Edificio Iberia, gestionada por la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Comunidades, acoge hasta finales de mes la muestra Duplicados, de la artista conquense María José Sanz Vázquez. Licenciada en Bellas Artes por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y diplomada en Restauración por la Universidad Complutense, actualmente compagina su faceta artística con la docencia en Secundaria y Bachillerato que imparte en el IES Santiago Grisolía de la capital. Anteriormente ha  colgado su obra en diferentes salas de Madrid y su provincia y también en la propia ciudad de Cuenca y ahora presenta una veintena de obras con un nexo temático común.

Preguntada por qué pretende transmitir al espectador con esta colección, aseguraba a La Tribuna que «la duplicación es realmente una dualidad, digamos que en estos momentos actuales que vivimos tan complicados la duplicidad es una constante en el pensamiento, en la vida, en el arte… en cualquier ámbito hay que saber encauzar esa dualidad;en total son 18 pinturas, dos audiovisuales y un maletín con decenas de CD's donde expongo los bocetos que me sirven para trabajar y desarrollar las obras a mayor escala».

Abstracción. Su obra se mueve en la abstracción y la geometría y la línea están muy presentes en mis obras, donde concede también especial importancia a la intensidad cromática. «Me gusta  que la gente juegue a la hora de introducirse en el color -advierte-, algo que llevo a cabo por medio de espejos, dejando que el espectador se refleje, digamos que la idea es transmitir que una persona puede cambiar en un momento determinado de pensamiento y no pasa nada, simplemente las circunstancias son así... un poco conectando con esa idea de dualidad: hoy puedes estar aquí y mañana no».

La muestra recoge los trabajos de los últimos 10 años de exploración de la artista y es un reflejo de que «el arte es una puerta abierta al interior de cada uno», en palabras del  delegado provincial de Hacienda y Administraciones Públicas, Ramón Pérez Tornero, que asistió al acto inaugural. En la obra se encuentran fragmentos que enseñan la gravedad del cuerpo, la inestabilidad de los días a través de la línea, la mancha, la sombra, el ángulo o el pliegue.  En cuanto a referencias que hayan marcado su trayectoria, no duda en citar al decano de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, José María Carralero, con el que mantuvo mucha relación y con el que debatió mucho acerca de la concepción del arte, «aunque, en todo caso, cualquier pintor está influenciado por miles y miles de creadores, pienso que la originalidad llega tras haber visto mucho, tanto por influenciar, como por dejarse influenciar», apostilla.

Finalmente, adelanta que «en el punto de partida de ahora, porque cuando un artista monta una exposición se va conociendo más a sí mismo, tengo el estudio lleno de espejos y de cortezas de árbol y estoy trabajando con esa materia. En cualquier caso yo siempre estoy trabajando conceptos de pensamiento pictórico en mi día a día, que muchas veces se ven reflejados en un cuadro, podríamos decir que en la carrera de la vida siempre tengo nuevos proyectos», concluye.