Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Moción de censura

01/10/2020

Las mociones de censura las carga el diablo, la de Hernández Mancha puso de manifiesto que el recién elegido presidente de Alianza Popular carecía de las luces políticas necesarias para ese puesto, la de Pablo Iglesias demostró que era un líder sin más discurso que el inconstitucional, la de Felipe González lo colocó en la rampa de lanzamiento para llevarlo a las alturas y la de Pedro Sánchez lo convirtió en presidente.

Vox acaba de registrar una nueva moción: puede ser la oportunidad para que Abascal convierta a Vox en un partido de peso, más allá del populismo de extrema derecha que provoca enorme rechazo, o por el contrario su discurso puede resultar suficientemente atractivo como para hacer un avío a Pablo Casado.

Será clave su desarrollo y resultado. Ni en sus sueños más locos contemplan los de Vox la posibilidad de que Santiago Abascal salga investido presidente, pero el debate, y la posterior votación, pueden dejar un escenario bastante aproximado del futuro del centro derecha.

Sánchez, desde el instante en que regresó al primer plano de la política después de haber sido expulsado de la secretaría general del Psoe por los suyos, vio claramente que su éxito y su permanencia en Moncloa dependía del destrozo que pudiera sufrir la derecha, y a ello se dedicó con entusiasmo dando aire a Vox con descalificaciones constantes que entusiasmaban a la militancia. No la del Psoe, sino la de Vox, que sumaba a diario nuevos simpatizantes, casi todos ellos procedentes del caladero del PP. Tan es así que el objetivo de Abascal en esta moción de censura es potenciar aún más el discurso de la disconformidad con todo lo políticamente correcto y lograr el “sorpasso” al PP.

La moción de Vox es un problema serio para Casado. Ya ha anunciado que no la va a apoyar, pero quizá tendría el presidente del PP que dar una pensada a lo que estratégicamente más le conviene.

La abstención es el voto de los tibios, de los timoratos. Votar a favor es impensable, faltaría tiempo a Sánchez y sus peligrosos acólitos para acusar al PP de estar con los xenófobo, homófobos y gentes de la peor calaña, que es como ven a Vox. Sin embargo no sería una locura para Casado votar en contra de Vox para situarse así en el centro, donde se ganan elecciones. Para ello tendría que explicarlo de forma inteligente en el debate, con una crítica demoledora a Pedro Sánchez y sus políticas, sin resquicio de duda de que jamás apoyaría a este gobierno. Un discurso bien diseñado, de manera que su militancia comprenda que no estar con Vox no significa cercanía a Sánchez, sino que el PP está donde debe estar, con la Ley y la Constitución, defendiendo las Instituciones del Estado.

Rompería así la estrategia de un Sánchez, que sistemáticamente coloca a Casado en el mismo espacio de Vox y defendiendo sus mismos principios. Dejaría sin discurso al presidente.