Todo lo que podía salir mal

Diego Izco (SPC)
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El Barça eligió la peor noche para su peor versión... y diversos factores aumentaron el castigo

Dembélé reflexiona, con la mirada perdida, sobre el terreno de juego del Giuseppe Meazza - Foto: Daniele Mascolo (Reuters)

Milán era la parada obligatoria para evitar encontrarse con los fantasmas de la 21/22, aquella en la que el Barça se vio relegado a la Europa League después de 19 años clasificándose para octavos de la final de la Champions. Era la plaza donde el Bayern había ganado por 0-2 en la jornada inaugural y el mensaje azulgrana era claro: no perder. Incluso el empate era una opción plausible para una buena parte de la 'culerada', consciente de que el próximo miércoles recibirá al Inter en el Camp Nou. Ahora la presión es máxima, ya que necesita ganar los tres partidos y en el siguiente va a encontrarse ese 'autobús' impenetrable que le plantó su rival en la segunda mitad.
Así que después de un comienzo de temporada estupendo en LaLiga, Europa volvió a maltratar a un equipo desconocido. Como si el miedo al fracaso (volver a caer eliminado) hubiese atenazado a los jugadores. Y además, esa peor versión blaugrana del presente curso se produjo en un partido en el que todo lo que podía salir mal, como reza la ley de Murphy, salió mal.  

Error de entrada

Se equivocó Xavi con el planteamiento de base, incrustando a Raphinha en el centro como cuarto centrocampista y otorgándole toda la banda izquierda a Marcos Alonso. El técnico quería 'moverle las tripas' a un rival muy cómodo en el 5-3-2 (más aún después de encontrarse con el 1-0 al borde del descanso), pero solo logró facilitar las labores defensivas de Darmian como lateral y Skriniar como central derecho. Raphinha fue una apuesta de casi 60 millones de euros porque forjó su nombre pegado a la cal y el entrenador catalán lo consideraba fundamental para un 4-3-3 de extremos abiertos. El jugador sufrió horrores, se mostró tremendamente impreciso y el choque le pasó por encima. De una forma involuntaria, pero grave, Xavi Hernández dio ventaja al Inter de entrada. 

Otra lesión

En un momento decisivo de la campaña (jugándose el billete hacia octavos en Champions y quién sabe si media Liga con el Real Madrid el próximo 16 de octubre) la defensa del Barça se ha desmoronado entre lesiones. Andreas Christensen paró el partido en el minuto 58 con el tobillo izquierdo maltrecho, después de una pugna con Mhkitaryan: se le quedó el pie enganchado y el armenio le cayó encima. Con un esguince y hasta tres semanas de baja por delante, fue el tercer central que cayó en apenas unos días, ya que Araújo y Koundé volvieron lesionados tras el último parón de selecciones. Eric García y Gerard Piqué (la defensa del pasado curso) será la pareja a la que agarrarse. 

Caótico Dembélé

Ousmane Dembélé completó uno de esos encuentros rayanos en la desesperación del culé medio. Y aunque de sus botas nació el no-gol de Pedri (anulado por mano de Ansu Fati) y la mejor ocasión con el tiro al poste, perdió casi 30 balones en todo el duelo. Su pareja de baile, el lateral zurdo Federico Dimarco (quien, por cierto, no tuvo que hacerle ni una sola falta) siempre tuvo ayuda para parar a la versión más caótica del francés, sobre todo en la primera hora del encuentro. 

Mal arbitraje

Pasarán las horas, se seguirán viendo las mismas tomas de la jugada y seguirá siendo inexplicable por qué Vincic no pitó penalti por manos de Dumfries en aquella jugada del minuto 91. Y aún más inexplicable, por qué no le hicieron ir al monitor del VAR, donde sí había acudido antes para pitar manos (que nadie del Inter había visto ni reclamado) de Ansu Fati en un gol anulado a Pedri… una jugada que, según las circulares FIFA de comienzo de temporada, habría sido gol legal: si el delantero toca con la mano y marca, se anula; si la mano es involuntaria (como la de Fati) y marca otro, se concede. Incluso un empujón de Skriniar a Lewandowski en una jugada en el descuento. En una noche aciaga para el Barça, el arbitraje también le salió rana. 

Sin Lewandowski

Tener un delantero de primerísimo primer nivel vale para liderar LaLiga incluso ganando partidos grises como el de Mallorca… pero también para exprimir la mejor versión de los centrales. Y el Inter jugó con tres 'angelitos' como De Vrij (1,90, internacional neerlandés), Bastoni (1,91, internacional italiano) y Skriniar (1,89, internacional eslovaco). Una línea colosal avalada por el mercado:estos dos últimos están entre los seis centrales más valorados del mundo según Transfermarkt, solo por debajo de Rubén Dias (City), De Ligt (Bayern), Marquinhos (PSG) y Fofana (Chelsea). Los tres formaron un telón opaco para los pasadores azulgranas, que no encontraron a Lewandowski, presa de un marcaje férreo, cercano a lo ilegal: un tiro a puerta y otro bloqueado en todo el choque.