El presidente de Cáritas en la región, Javier García- Cabañas, ha constatado en estos días que su «mayor tesoro» son los voluntarios. Tienen más de 6.000, pero señala que muchos están jubilados y que tenían que protegerles de los contagios. Así han tenido que hacer frente a una situación de mayor demanda. «Eso nos ha obligado a cambiar la dinámica», expone, «lo que no hemos perdido es el servicio».

Por ejemplo, han recurrido a hacer transferencias por vía bancaria. También han reactivado más centros para hacer entregas de lotes, «incluso en centros donde no se hacían repartos para evitar la movilidad y con más días de entrega para evitar colas». También han contado con profesionales de Cáritas «que han abandonado sus cotidianas» y se han puesto a hacer este trabajo de reparto y que «en muchos lugares los sacerdotes han hecho entrega de los alimentos llevándolos a domicilio». También han contado con otras manos. Pone el ejemplo de los bomberos de Talavera o los voluntarios de Protección Civil de muchos ayuntamientos

«Hemos tenido que reinvertarnos y nos ha costado más dinero», argumenta, «hemos activado las campañas de donativos». Además reconoce que han pedido ayudas de equipos de protección para sus trabajadores y de tests a la Administración y que no han llegado, salvo algunas excepciones en algunas localidades. «No hemos recibido ayuda hasta esta semana, que la Delegación del Gobierno nos ha mandado mascarillas», apunta, «y tenemos centros de personas VIH, con adicciones, residencias».

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