Hacia un autobús «intermodal, eficiente y accesible»

Leo Cortijo
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Después del análisis de las «necesidades» de la ciudad, el equipo de Gobierno encara la redacción del pliego que fije el nuevo servicio de transporte urbano y la «intención» es tenerlo antes del próximo verano y destinar más fondos.

Ahora mismo el servicio de autobús urbano le cuesta en torno a 400.000 euros al año a los conquenses. - Foto: Reyes Martínez

Sobre la mesa de su escritorio, el concejal de Servicios Públicos, Obras, Medio Ambiente y Movilidad, Adrián Martínez, tiene un calendario con un mes marcado en rojo intenso: octubre. Dentro de ocho meses, el contrato que regula el servicio de transporte público vencerá. El tiempo apremia y en la hoja de ruta ya está sobre la mesa la redacción del pliego que debe regular el acuerdo a partir de ese momento. De hecho, el edil responsable en esta materia tiene la «intención» de tenerlo elaborado antes del próximo verano. Esa es la meta.

Cuatro líneas maestras definen el horizonte del futuro servicio: «Intermodal, eficiente, accesible e inclusivo». Y todo con una premisa principal, y es que «tenemos que tener un transporte público que se adapte a las necesidades de la ciudad y no que ésta se circunscriba a lo que hayamos podido tener reflejado en un contrato», argumenta Martínez. De hecho, fruto de un «análisis» concienzudo, encima de la mesa del concejal también hay una «batería de necesidades que nos abren dos caminos fundamentales: qué es lo que tenemos que cubrir y cuáles son los recursos que podemos aportar». Una vez resueltas esas dos cuestiones –argumenta Martínez– «abordaremos el pliego que, como tal, no es un documento complejo».

Asimismo, el responsable de la movilidad municipal se ha fijado otro objetivo a corto plazo, y es que el pliego sea «participativo», razón por la que a lo largo de este mismo mes quiere mantener encuentros con asociaciones vecinales y colectivos sociales «para que puedan trasladar sus ideas o sugerencias y llegar a conclusiones más precisas».

Huelga decir que una de las patas imprescindibles de la mesa que sustenta el contrato es la dotación económica prevista. Ahora mismo el servicio de autobús le cuesta en torno a 400.000 euros al año a los conquenses. Con las nuevas necesidades que se plantean y después de determinar el remodelado trazado de las líneas y el replanteamiento de los horarios, hay que ver cuánto presupuesto se destina. En este capítulo, Martínez tiene clara una cosa y es que, «obviamente, si queremos tener un servicio digno tenemos que crecer». La pregunta del millón es en qué cantidad. Y ahí, añade, «no me atrevo a decir cuánto porque todavía estamos resolviendo esa pesquisa». Queda camino por recorrer, pero sin duda este apartado es uno de los quebraderos de cabeza más importantes a los que se tiene que dar respuesta si el objetivo es tener el pliego listo para sacar a licitación antes de que el calor estival achicharre el asfalto.

El concejal pone el foco en un asunto, a su juicio, «fundamental», y es «aprender de los errores». Por un lado, «no teníamos un contrato que pudiera hacerse cargo del crecimiento de la ciudad, que es un ente vivo». Y, por otro, «no podemos pensar que las necesidades de hoy van a ser las mismas que dentro de 20 años, por lo que tenemos que elaborar un pliego que nos permita hacer modificaciones para dar respuesta a eso en un momento determinado». El ejemplo más claro en el actual contrato es el Cerro de la Horca, que sencillamente no estaba contemplado porque hace diez años era un barrio que no existía.

Cuestiones clave. Llegados a este punto, el responsable de la cartera de Servicios Públicos y Movilidad se plantea una serie de preguntas. Por ejemplo, ¿es necesario mantener la misma frecuencia a todas las horas del día? «Seguramente» –se autoresponde Martínez– «de siete y media a diez de la mañana vas a tener una afluencia mayor de personas porque se va a producir la entrada en los colegios y los institutos, la apertura de los comercios, las visitas a centros sanitarios y el acceso a los puestos de trabajo». Por eso hay que «hacer el esfuerzo» de aumentar frecuencias en ese periodo de tiempo.

Otra reflexión más: «¿Es lógico que una ciudad que mide 3,5 kilómetros de largo tenga una línea que recorre 18 kilómetros?». El concejal cree que no y que «algo está fallando en el diseño», y por eso se pregunta si no resultaría «más interesante» tener líneas más pequeñas y circulares que convergieran en un solo sitio y con transbordos. En definitiva, sentencia, «si vamos a un nuevo contrato las reglas del juego no nos tienen que venir marcadas, sino que las tenemos que marcar nosotros». Unas reglas del juego que pasan por buscar un autobús «más intermodal, más eficiente, más accesible y más inclusivo».