Cuenca vuelve a latir en clave nazarena 750 días después

Leo Cortijo
-

La Junta de Cofradías presenta el cartel de la Semana de Pasión, obra de Enrique Martínez Gil que aúna la fotografía y la arquitectura. La comunidad 'semanasantera' arropa de forma multitudinaria la puesta de largo en el Teatro Auditorio.

Jorge Sánchez Albendea tras descubrirse el cartel de Semana Santa, obra de Enrique Martínez Gil - Foto: Lola Pineda

La puesta de largo de la Semana Santa de este año no ha sido cualquier cosa. No podía serlo. La excepcionalidad de la cita se dejó notar no solo por el escenario escogido por primera vez, el Teatro-Auditorio, sino por cómo la comunidad nazarena arropó la presentación del cartel. No era para menos. Ha habido que esperar casi 750 días desde que se retiró por última ocasión el repostero de la Junta de Cofradías para conocer la obra artística encargada de anunciar la Semana Pasión de una ciudad apasionada por su gran semana. Más distancia temporal hay con respecto a la última procesión, aquel Domingo de Resurrección de 2019. Más de 1.000 días, pero a eso se le pondrá solución dentro de poco en la iglesia de San Andrés. Comencemos a descontar los días en el calendario…

La Semana Santa del regreso tras la imborrable y dolorosa huella de la pandemia ya tiene imagen propia. Obra del arquitecto y fotógrafo Enrique Martínez Gil, conjuga a la perfección las dos disciplinas en las que destaca el autor y por las que la institución nazarena le confió tan importante cometido. Apoyado en la obra de Moset, Saura o Cruz Novillo, el artista ha representado la imagen de un Cristo «sin apellidos y que representa a todas las hermandades» mediante formas triangulares en forma de mosaico y con la predominancia del color amarillo de tono dorado. «No quería una fotografía sin más, sino que se pudiera enriquecer con otras lecturas», comentó al tiempo que destacó que ha buscado la claridad, la eficacia y la sencillez que deben tener los carteles anunciadores. 

El acto de presentación, mayúsculo de principio a fin, comenzó con un vídeo de fotografías de la Semana Santa conquense bajo los acordes de un Padre Nuestro cantado por Diana Navarro y puso el broche perfecto con el spot de Javier Cofreces. El productor audiovisual supo cómo tocar la fibra sensible gracias a un trabajo de profunda carga emotiva que sirve como conspicuo homenaje a aquellos nazarenos que ya no podrán procesionar con sus Imágenes porque un maldito virus con etiqueta de corona, un mal día, se cruzó en su camino. Este spot, que marca un antes y después en los vídeos promocionales de la Junta de Cofradías, generó más de un pellizco en el corazón. Brotaron lágrimas.

Cuenca vuelve a latir en clave nazarena 750 días despuésCuenca vuelve a latir en clave nazarena 750 días después

Y es que ese fue uno de los principales hilos conductores de la puesta de la largo de la próxima Semana de Pasión, el recuerdo a los nazarenos que se han ido. De hecho, la Banda de Música de Cuenca, que en 2020 habría celebrado sus 125 años de historia, interpretó una marcha de nueva creación, Tulipas del cielo, obra de José Mencías. Una excelsa composición dedicada precisamente a los hermanos cofrades que la pandemia nos ha robado. No fue la única marcha con la que deleitaron, pues para agrado de todos los asistentes también hicieron lo propio con Por tu cara de pena y San Juan.

El acto también sirvió para que el pregonero de la Pasión, Antonio Pelayo, dedicara, como ya hiciera en el frustrado intento de 2020, unas primeras palabras a la comunidad semanasantera. El sacerdote y periodista, que volvió a desplazarse adrede desde Roma, habló de la importancia de volver a estar otra vez juntos y emplazó a los nazarenos al próximo Viernes de Dolores para escuchar el pregón que durante dos años tiene celosamente guardado para Cuenca. «Aunque no soy conquense, me siento muy vinculado a esta ciudad», comentó el pregonero para después citar a Fray Luis de León y a Miguel de Unamuno con el fin de hacer grande aquello de «decíamos ayer...» porque a él estos días de espera le han servido, eso sí, de «preparación». 

Jorge Sánchez Albendea, en un discurso evocador, puso el foco en el «paréntesis» que ha supuesto la pandemia, un capítulo que con esta presentación se cierra y que «ojalá nunca más se vuelva a repetir». El camino hasta llegar a este punto no ha sido fácil, y es que en este tortuoso y pedregoso recorrido las hermandades han tenido que hacer auténticos malabares para sortear los infortunios que se han presentado, sobre todo económicos. Sin embargo, las cofradías conquenses siempre estuvieron ahí, especialmente en los momentos más cruentos del azote del coronavirus. Aspecto que resaltó el máximo responsable de la institución, recordando «la labor asistencial y solidaria» de las hermandades durante la pandemia. 

De la misma forma, Sánchez Albendea apeló además a la «responsabilidad» de todos aquellos que aman la Semana Santa para hacer de ésta «la mejor de la historia» por lo que supone la vuelta tras el parón y el merecido tributo a los que ya no están. Que así sea. En las manos de una ciudad que emana Pasión por todos los poros de su piel está.