Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


La herencia de Montero

10/03/2023

No se recuerda marcha del 8-M más desangelada, desnutrida y dividida que la de este pasado miércoles de 2023. En Madrid y por toda España. En la capital, y aun contando con el benevolente conteo de la Delegación de Gobierno, y entre las dos diferentes manifestaciones, la una de Podemos, que controla a la tradicional organización convocante, y por el otro el PSOE, apenas si pasaron de los 20.000. Para lo de otros tiempos, cuatro gatos. Perdón, gatas y gates.
En la una iban Irene Montero y su corte y en la otra la mujer de Sánchez, Begoña, y una coral de ministras. Fue la esposa del presidente, otro cargo político electo o por designación no tiene, quien dirigió el canto que más mentado ha sido: 'Se va a acabar la dictadura patriarcal'. Las podemitas más que para trinos estaban que trinaban.
Peleas de socios de Gobierno aparte, no van a romper la baraja porque todos maman de la misma teta aunque los morados ya hayan metido a los socialistas en la cesta de los fachas, ya no lo son únicamente ellos, Rufián y los bilduetarras. La escuálida magnitud de la marcha no proviene, aunque la descarnada pelea ayuda, de sus diferencias sino precisamente del desastre que han perpetrado juntos. Porque la pancarta que nadie se atrevió a llevar era, sin embargo, la que la sociedad española tiene en la cabeza. 731 delincuentes sexuales, de ellos 75 excarcelados, han sido agraciados ya y lo seguirán siendo hasta ser millares, por obra y gracia de una ley chapucera, sectaria y habrá que señalar ya a la luz de los hechos, que también perversa y estúpida. Y por eso, antes que, por nada, al 8-M protagonizado por quienes son los culpables de ello, no iban a acudir a jalearles.
Porque de ellos son responsables Podemos y PSOE, con Sánchez al frente, pues ambos la votaron con gran entusiasmo y alharaca. A pesar de todas las advertencias, de los más variados lugares, sobre todo los judiciales siguieron adelante, la encumbraron, dijeron que no pasaría lo que se advertía, y hasta anteayer defendían su probidad con ciega contumacia. Hasta que ya fue tan enorme la bola, tan deslumbrador el desastre y tan patente el daño que les estaba haciendo electoralmente que el PSOE echó, después de cinco meses, pie a tierra y aunque el daño es ya irremediable y se prologara años, no perpetuarlo y reformar, al menos, lo peor del disparate.
Por ahí ha llegado la tremolina. El cada vez más delirante extremismo podemita se niega incluso a reconocer el daño causado. Ante todo, a las víctimas, a las mujeres agredidas. En la manifestación de Sevilla una de las defensoras de Montero llegaba a afirmar en la marcha en la capital hispalense que la ley era muy buena y las protegía mucho y que importaba muy poco a las víctimas si un violador sale ahora antes de la cárcel porque algún día iba a acabar de todas formas por salir. No daba crédito a ello, pero ahí están las declaraciones.
Hagan ustedes ahora un simple ejercicio. Imagínense si otro gobierno que no fuera este hubiera alumbrado una norma que hubiera permitido una rebaja de condena masiva y hasta puesta en libertad de violadores, pederastas y reos de todo pelaje de agresiones contra las mujeres. No es ya un año ni dos. Entre los muchos cientos de casos son miles de años de cárcel los que la Ley Montero ha graciosamente perdonado y de quienes se ha convertido en gran benefactora.

Ese es un inmenso daño que seguirá teniendo que sufrir, en especial las mujeres víctimas, la sociedad española. Esa es la 'herencia' que va a dejarnos Montero y este Gobierno en pleno.
Pero hay más. Es también tremenda la herida infligida al movimiento feminista y a la lucha por la igualdad de las mujeres. Eso hoy no puede contabilizarse, pero es ya algo tangible y que puede ser en el futuro el peor de los lastres. Porque ya en lo que están ahora es en borrar a la mujer en sí misma. Ser mujer, ya no es lo que ha sido y sigue siendo desde el Homo Habilis, sino y según su teoría es algo así como una evanescencia emocional autodeterminada.