Cuenca: paraíso micológico

Jonatan López
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Las últimas lluvias y las buenas temperaturas impulsan una temporada que suscita interés entre los aficionados conquenses

Cuenca: paraíso micológico - Foto: Reyes Martí­nez

Salir al monte, darse un paseo y respirar aire puro no tiene precio en los tiempos que corren, y más cuando en plena campaña de setas se consigue recolectar alguna de las deliciosas especies micológicas que acabarán preparadas de diferentes formas culinarias. A la plancha, con huevo revuelto, asadas, cocinadas con patatas y en caldo, hasta crudas, las setas y hongos que se pueden recolectar en estas semanas son un auténtico placer para el paladar. Bien es cierto que no será una temporada para enmarcar, pero las lluvias escalonadas y las temperaturas suaves han permitido que los aficionados puedan disfrutar de cogerlas y, posteriormente, de comerlas.  

La campaña «se ha animado en la última semana. Las lluvias que cayeron han hecho que salgan, que puedas ir al campo y cojas», dice el experto micólogo, Samuel López, que cuenta que en los últimos días hay gente que está recogiendo en los montes cercanos a la capital y en zonas que suelen ser más tardías. La buena noticia es que si se siguen produciendo estas temperaturas suaves y llueve en los próximos días, la campaña puede alargarse y ser aún mejor de lo que ya está siendo. 

López conviene que la provincia «no tiene una temporada micológica tan larga como otras del norte. La lluvia aquí es muy puntual, pero en el momento que despega y brotan setas, aunque duren poco, salen muchas variedades. Tenemos un microclima muy bueno».

Cuenca: paraíso micológicoCuenca: paraíso micológicoCuenta el experto que la cultura micológica es cada vez más conocida por los conquenses, que cada año recogen un mayor número de especies comestibles gracias a las jornadas y exposiciones que muchos municipios organizan cada año. 

Además, empresas como la que dirige, Aqua Ignis, están dedicadas a la difusión de las propiedades gastronómicas y medicinales de los hongos. «Los pueblos han visto que hay una oportunidad de atraer a visitantes y turistas y en algunos casos, como Uña, se han hecho jornadas que ya se han institucionalizado y que tienen su fama. Valdemeca y Cañete, por ejemplo, cuentan con centros de interpretación micológicos. Eso sí, este año se han cancelado muchas actividades por las restricciones de la pandemia», apunta López, que avanza que en noviembre dirigirá una jornada micológica organizada por la Junta de Comunidades, que se efectuará en un municipio de la Serranía , con las medidas higiénico-sanitarias y con aforo reducido. 

Otro de los aspectos positivos, subraya, es el buen comportamiento de los ciudadanos en su mayoría. Ya no se rastrilla el monte o se levanta el suelo como antes. Las regulaciones de muchos municipios –están permitidos cinco kilos por persona y día–, han provocado que en los últimos años se tome conciencia medioambiental.

Particularidades. No solo se encuentran las setas más conocidas por todo aficionado que sale provisto de una cestilla y de un cuchillo, también se pueden hallar setas de los caballeros, de pie azul, pejines, lepistas, pie de perdiz, tricolomas, setas de chopo, colmenillas, negrillas, de la familia de los boletus –negro, pinícola y aerius–, coprinus, o la macrolepiota. «Esta última es una seta exquisita con sabor a nuez, que cada vez se conoce más. Es muy fácil de identificar por su gran tamaño», indica el micólogo, que señala a la amanita cesárea como la reina de las setas  por que «dura poco, sale de forma abrupta en grupos y es muy delicada. En la época romana se reservaba solo para los emperadores, bajo pena de muerte para el que la cogía». 

Tampoco hay que olvidar que existen variedades que son tóxicas y pueden llegar a causar una indigestión, o incluso la muerte si se ingieren. Es el caso del llamado boletus Satanás o las amanitas verna y faloide, que puede confundirse con el champiñón por su apariencia. «Una sola seta venenosa tiene hasta 72 toxinas que pueden atacar al hígado e infectar la sangre». 

Por último, cree el entendido que la micología sigue siendo una fuente de ingresos para muchos municipios conquenses. «Hay que tener en cuenta que tiene el inconveniente de la atemporalidad y la incertidumbre de que funcione un año bien. No es un recurso turístico seguro, pero está claro que es un complemento para otro tipo de actividades que generen riqueza», asegura.

Valdemeca recomienda no acudir a  buscar setas por sus bosques. Uno de los municipios más aventajados a la hora de regular la búsqueda de setas en el monte, Valdemeca, recomienda a todo aquel aficionado que quiera desplazarse a buscar en los bosques del municipio que desista, bien por que la temporada no es todo lo buena que debería o bien por las restricciones de movilidad y distanciamiento que se derivan de la pandemia de la Covid.

«No hay nada y si lo hubiese tendríamos que tomar medidas, porque no sería conveniente que viniesen visitantes tal y como está el asunto de la pandemia», dice el alcalde, Román Royuela, que asegura que la temporada es irregular por la falta de lluvias.    

Reconoce el regidor que un año bueno de setas «viene muy bien para que los bares y los alojamientos rurales se llenen. Incluso, hay gente que reserva de un año para otro para buscar setas, pero este año ni es recomendable que la gente se mueva ni tampoco hay mucho. Esta temporada ya está perdida, ya vendrán años mejores».

Asimismo, recuerda que Valdemeca fue el primer municipio de la provincia, hace 20 años, que aplicó una tasa de cinco euros por persona y día para que los aficionados que quieran buscar setas puedan estar regulados y revierta en la economía de la localidad.

De hecho, el modelo se ha trasladado al municipio vecino de Huerta del Marquesado y, según indica, otros municipios como Salvacañete, Tragacete, Salinas del Manzano o La Huerguina tienen la intención de implantar una medida que consigue que «la gente se conciencie y se comporte en el bosque, no tire desperdicios y respete