El rock más rebelde

Raúl Molina (EFE)
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Ilegales celebra con energía sus 40 años al grito de 'La lucha por la vida', un nuevo trabajo que festeja a una banda con muchas ganas de seguir dando guerra

El rock más rebelde

Cuarenta años después de la primera grabación de Ilegales, su líder, Jorge Martínez, celebra que la banda que fundó siga teniendo la energía necesaria para arriesgar y salir al escenario tras un camino de lucha, excesos y dificultades que les ha llevado a vivir en una permanente tensión la cual les permite seguir en la brecha «con dignidad».

«La juventud aún no empieza a faltarnos del todo, pero pronto empezará a hacerlo. Conservamos una gran cantidad de energía que yo pensé que era imposible de retener a esta edad, pero la mala vida y las malas costumbres, mantener el organismo sujeto a una tensión, hace que te mantengas en forma», afirma, a sus 66 años, Martínez.

Ocurre también, cuenta, con otras especies animales. «Si les dan todos los días alimento y no corren riesgos, se vuelven medio bobos», algo que, subraya, nunca ha ocurrido con un grupo que celebra la cuarta década desde que ganara con sus guitarras afiladas y letras punzantes el Concurso de Rock Ciudad de Oviedo con un disco que incorpora a una lujosa y heterodoxa nómina de invitados.

Andrés Calamaro, Loquillo, Mclan, Bunbury, Dani Martín, Coque Malla, Luz Casal o Josele Santiago son algunos de los artistas que colaboran en La lucha por la vida, que salió a la venta esta misma semana, un trabajo que festeja a una banda que, según su cantante y guitarrista, ha aportado a lo largo de su dilatada trayectoria «algo que ahora hace falta otra vez, que es el atrevimiento». «Nos hemos atrevido a decir cosas que muchos no se atreven a decir y a hacerlo de forma elegante, sin lanzar espumarajos por la boca. Los proyectiles van perfectamente dirigidos al blanco, sin balas erráticas. Hay que respetar lo respetable, y a lo no respetable hay que plantarle cara», subraya.

Hay gente en la música que «lanza espumarajos sin dirección alguna, se hacen famosos porque les censuran, pero sus balas no dan en el objetivo» y otros se limitan «a apuntar al aire y a ser políticamente correctos», al contrario que Ilegales, que vierte sus opiniones «con total libertad» y ataca o defiende cuestiones «con espíritu caballeresco».

Y para ello revisitan canciones de sus dos últimas décadas que nunca tuvieron el recorrido de sus temas más populares con un título barojiano, La lucha por la vida, y una portada con un gran retrato de Rasputín. «Es un ejemplo de lucha por la vida, lo envenenaron varias veces, ingirió el veneno con alcohol de alta graduación, le dispararon, lo tiraron a un río helado y seguía vivo. No somos tan santurrones, pero nos parecemos a él, aunque probablemente no la tengamos tan grande», detalla.

Temas con personalidad

En el proceso de elaboración del disco, producido por él mismo, las canciones «eligieron a los artistas» y, asegura, no se dejaron llevar «por el amiguismo» y compusieron nuevos temas o retomaron otros «poco rodados» para evitar comparaciones con las primeras versiones.

Un rock and roll clásico y de nuevo cuño como Tantas veces me he jugado el corazón que lo he perdido era para Loquillo, un tema con aire de tango como Mi copa y yo no podía tener otro destinatario que Calamaro y otra canción inédita como Regreso del Vacío permitió «una fusión muy deseable» entre dos bandas como Ilegales y Guille y Juanma, de Vetusta Morla.

Si Josele Santiago tenía ya adjudicada Estrella venenosa porque sabían que le gustaba, fue también el líder de Los Enemigos quien animó a Jorge a invitar a participar a una estrella del pop como Dani Martín. «¿Si no atreves tú, quién se va a atrever?», le planteó el autor de Septiembre.

«Era lo más arriesgado. Muchos roqueros lo odian porque liga mucho y eso siempre está mal visto entre los que no se comen un colín, pero es un artista de los que más ha crecido en nuestro país y ha hecho una interpretación de Juventud, egolatría sobresaliente», apunta, tras señalar que las voces críticas contra los artistas elegidos para el disco «suelen acallarse cuando se edita la canción».

Y entre el repertorio elegido, un clasicazo ilegal como Ángel exterminador, el tema más radiado de la historia del grupo y que, pese a haberle trasladado otras propuestas, Bunbury acabaó eligiendo «de manera un poco visionaria» en un momento en el que suenan vientos de guerra en Europa. «Creíamos que la iba a cantar en tono más bajo, pero cuando llegó la grabación pensamos: joder qué bueno es, qué bien lo ha hecho», aseguran.

 

Un duro golpe

Después de cuatro décadas en las que el momento más duro fue el fallecimiento repentino en 2016 del bajista Alejandro Espina a los 45 años -«todavía puedo oír su voz y pensar que nos vamos a ir a tomar una cerveza»-, Jorge Martínez considera que «tristemente» pocas bandas han conseguido mantenerse «con dignidad». «Un solista tiene más fácil mantenerse, en un grupo con personalidades tan fuertes como en Ilegales es mucho más difícil», asegura.

Y el 18 de marzo vuelven al escenario en una gira por España y Latinoamérica que arrancará en Zaragoza con un repertorio de todas sus etapas y alguna posible colaboración, tras dos años de parón por la pandemia. «Por suerte, parece que se debilita y que solo genera un catarro que soporta hasta la reina de Inglaterra, aunque igual soplándole un poco fuerte se refrescaría la línea sucesoria», bromea.

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